Columna


Amar a Cartagena

BORIS ANAYA LORDUY

14 de julio de 2015 12:00 AM

De nuevo inicio estas líneas con el concepto equivocado de algunos ciudadanos y columnistas de que los que ejercemos la política estamos estigmatizados con la corrupción, aspecto que seguiré aclarando hasta el final de mi vida: la corrupción no es del que ejerce la actividad política. Como dije antes, la corrupción se campea por todos los ambientes.

Hace días las noticias dijeron que en la dirigencia mundial del balompié (FIFA) había señales de corrupción. Algunos dicen que el delito se cultiva en el espacio entre aspiraciones y oportunidades. Si las primeras no pueden realizarse mediante oportunidades legítimas, se emplearan para ello métodos no convencionales. La motivación juega un papel importante en los ciudadanos que trabajan en los sectores público y privado, esta cambia, como todos los aspectos del comportamiento humano, y está sometida a la acción de las fuerzas sociales externas. Una persona es honrada un día y delincuente al siguiente; una vez traspasada la línea divisoria, podrá reincidir.

Los efectos que las presiones sociales ejercen sobre la motivación personal no pueden cuantificarse, aunque se puede concluir que los cambios rápidos en la estructura de la sociedad y el delito corren paralelos. La sociedad se vuelve más materialista y los ciudadanos tratan de hacer primar sus beneficios personales y su codicia sobre los intereses de la colectividad. El fraude parece ser una entidad intangible y amorfa en la que se confunden las creencias y los conceptos. Los periódicos, la radio, la televisión ponen al descubierto complejos robos, grandes fraudes empresariales y delitos comerciales organizados y los ciudadanos no pueden sino asombrarse ante el evidente ingenio de los delincuentes.

Me refiero ahora de Cartagena: debemos regresar a aquella ciudad segura, tranquila, donde la gente se sentaba en su terrazas exteriores a conversar sin el miedo de hoy, además necesitamos que los macroproyectos que la ciudad requiere sean materializados durante los próximos 4 años para tener una ciudad prospera. Es por ello que no debemos improvisar al elegir candidatos para la alcaldía de Cartagena y gobernación de Bolívar que no cumplan los siguientes atributos: una  preparación integral, que incluye formación académica adecuada y experiencia reconocida en el conocimiento de la actividad pública, aunado a unos buenos principios y valores y que ame a Cartagena y a Bolívar.

Necesitamos una ciudad donde abunde la seguridad, la paz, prosperidad, el amor, y que sea moderna. 

Comparto un pasaje bíblico: Dios tiene un plan de vida para cada persona, por eso debemos actuar en concordancia con el plan de vida, tengamos la certeza de que la calidad de vida de los habitantes mejorará, pero hay que amar primero a Cartagena para recibir la bendición.

*Concejal Partido Liberal

protocolo@concejocartagena.gov.co

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