Columna


Anegatrac (¿qué será de ella?)

GERARDO MÉNDEZ SOLANO

11 de julio de 2013 12:00 AM

GERARDO MÉNDEZ SOLANO

11 de julio de 2013 12:00 AM

“¡Mario ven a comer! ¡La comida está en la mesa hace 10 minutos y debe estar fría! Tu hermano ya está en la mesa juicioso…; bueno, si está fría te la comes así,” le dice su tía.
“¡Aguanta! Ya voy,” responde Mario, medio gritando desde su cuarto.
Pasaron 10 minutos y Mario llega al comedor, serio.
“¿Y qué te pasó?”, pregunta la tía.
“Nada. Que ese juego nada que puedo pasarlo,” respondió, mientras se subía a la silla.
“Esta vaina está fría. ¡Así no como!”, gritó Mario a la tía.
“¡Carajo pelao de mierdaaa, pero te dije que te apuraraaas! ¡Te la comes así!”
“¡Noooooooo!”…; y Mario, de 7 años, se tiró al suelo y comenzó a retorcerse como poseído.
Ella llevaba con Mario desde que nació, y a decir verdad, lo quería, pero su preferido era el hermano de él, y Mario parecía tenerlo claro. Bueno…; Mario fue un encargo medio obligado, en cambio “el hermano” de Mario era su hijo biológico.
Fue así como el evento de aquel día fue un punto de no retorno. Mario la tenía harta de tanta rebeldía. Se levantó de la mesa decidida, cogió con rabia el teléfono y marcó a su cuñada a decirle que no podía más con Mario. Que lo seguía manteniendo en la casa, pero que viniera a diario a hacerse cargo de él.
A los dos días, Mario inauguró con su primera gran pataleta a Tere, su nueva tía y nana. Tere lo complació y a Mario le sonrió el alma.
Ella no era muy amorosa con Mario, pero hacía el esfuerzo por darle lo básico. Así que Mario pataleaba y Tere, después de medio pelearle, iba y le calentaba la comida. Mario rompía un adorno con su balón, y Tere lo regañaba, pero después se le veía pegándolo como fuere para que su cuñada no se diera cuenta, mientras Mario dormía tranquilito en su cuarto.
Ya a los 12 años ni Tere ni su cuñada podían meterse con Mario. Él quería derechos y libertad. En una ocasión, su tía dueña de casa lo castigó sin poder salir ni ver T.V; Tere apoyó el castigo porque se lo merecía, así que le trató de explicar a Mario de la mejor manera, pero él no lo iba a aceptar. Se enfureció tanto que fue y partió la T.V. del cuarto de su tía y después insistió que él no había sido.
A los 20 años Mario se graduó por fin del colegio, después de haberle pasado una platica a su profesor. Mientras sus amigos iban a la universidad, a él no le motivaba mucho el estudio. Lo que le importaba era mantener su reino en el hogar. Había crecido con esa querencia.
Si sabes leer el título, la historia de Mario se parece a la de esta ciudad. Me recuerda a los taxistas y sus pataletas, a los que botamos basura a la calle y no aceptamos que otro nos llame la atención, a los que apoyan a una candidata y crean revueltas, a los funcionarios públicos del CVY, etc…;etc…; Ojalá nos espabilemos porque…; ¿qué será de Mario a los 30?

*Director de Criterium - Investigador de mercados – asesor estratégico
gerardo@criterium.com.co 
@Criteriumsas

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