Columna


Antes del fin

CARLOS DÍAZ ACEVEDO

12 de diciembre de 2012 12:00 AM

CARLOS DÍAZ ACEVEDO

12 de diciembre de 2012 12:00 AM

Como mi próxima columna saldría en 15 días y el mundo se acabará antes, este 21, no desaprovecho la última oportunidad para decir y escribir lo que no diría si no estuviera cerca el fin, así como estos días he hecho vainas que nunca se me hubiera ocurrido hacer. Con el sueldo de noviembre sólo compré ropa para el Día de las Velitas, y no pintas para el 24 y el 31 de diciembre. ¿Eso para qué, si no necesitaré nada encima estos días? El 8 en la madrugada, amanecido, pero no prendido, dejé las velitas encendidas hasta que se acabaran y no hice como otras veces, que las prendía y apagaba año tras año. “¡Te acabaste cabo de vela!”, le grité a las velitas de los últimos días de mi vida. 
Después del 15, las primas me las comeré toditas, si llegan, porque veo la cosa maluca. Mis primas como que vienen con las medias primas de mis hermanos profesores. Esperemos que lleguen antes del fin. Otra cosa esperarán los del Gobierno para ahorrarse un montón de plata.
No dejé un centavo en las tarjetas, presté plata a tutiplén, hasta a los cobradiarios, y fié hasta un buque para empezar a pagarlo después del 22, al interés que sea y pa’ las que sea. Si el mundo no se acaba, la fila de cobradores en moto acosándome será grandísima, al igual que los mensajes de voz en mi celular y de texto en mi correo electrónico. Si el mundo no se acaba este 21, tocará irme en el buque lo más lejos posible, como muchos migrantes latinos llenos de deudas en Europa, que con la crisis económica regresan a sus países. Navegaría por el Caribe sin importarme la Corte de la Haya en la disputa entre Nicaragua y Colombia, país al cual recomiendo que le mame gallo a los jueces internacionales hasta que el mundo algún día se acabe y la Tierra sea agua, haya mar para todo el mundo, desde los cayos de los pies hasta más allá del cuello.
“El mundo se acaba compa y el hambre nos va a matar”, canta Diomedes, “en especial a los pescadores de San Andrés y Providencia, pero también de La Boquilla y de Marbella que sin playas se van a quedar a no ser que se le pare bolas a la Corte Constitucional, la Corte de por acá, no a la de por allá”, escribe Carlos.
Deseo embarcarme antes del 21 a Cuba para proponerles a los negociadores de gobierno y guerrilla un acuerdo de paz exprés, porque se acerca el fin y el Diablo no los cogerá confesados. Se acabará el mundo y no concluye la guerra en Colombia, la construcción de Transcaribe, la interinidad en la alcaldía ni la ingobernabilidad en la ciudad.
Propongo a los negociadores fumar la pipa de la paz antes del fin y a los empresarios triplicar la plata de los sindicatos para el salario mínimo del año 2013, porque el mundo no pasará de 2012. Si no sucede, me convierto en marinero por pura necesidad, pero se acabará el conflicto armado en Colombia y el sueldo mínimo no será una nimiedad, lo que no es una pendejá.

*Lingüista, Literato y Comunicador para el Desarrollo

puntos_de_encuentro@hotmail.com

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