Columna


Arbitrariedad

HORACIO DEL CASTILLO RESTREPO

14 de diciembre de 2016 12:00 AM

Pensé que no tendría que escribir esta columna. Con ilusión espere que la razón y la lógica se impusieran sobre la arbitrariedad y la injusticia. La norma sería derogada a partir de este diciembre, concluí. Se trata de la inédita implementación del pico y placa los días sábado, exclusiva para los particulares, única en Colombia y quizá en el mundo.
No fue suficiente la difícil e innecesaria restricción de 7 a 7 por un día a la semana, la más dura del país. Además se afirma que la medida fue producto de un supuesto estudio que nunca se ha mostrado, porque con seguridad jamás se ha hecho, ni hoy ni en el pasado. Si fuese cierto, ya en Cartagena se hubiesen congelado las licencias de construcción desde hace mucho tiempo, pues son precisamente la descontrolada densificación, la falta de nuevas vías y la ausencia total de cualquier planificación, las responsables de esta crisis de movilidad que tenemos.
Ante este dilema, los gobernantes, en vez de identificar las causas del problema y buscar los correctivos, recurren a la única herramienta que conocen, propia de dirigentes mediocres y desprovistos de creatividad: el pico y placa. Este inconveniente instrumento termina siendo inocuo con el tiempo y solo beneficia a los vendedores de autos, y por supuesto, a ciertos policías corruptos que ya hasta le han fijado tarifa a las coimas.

Pero en Cartagena, la administración, la que carece de piñón de reversa, decide mantener el abuso a pesar de las justas protestas de los comerciantes, quienes han visto caer sus ventas; de quienes necesariamente debemos utilizar nuestros vehículos hacia o desde otros municipios por trabajo, turismo u otras razones, o quienes utilizan su carro como herramienta de trabajo dentro de la ciudad. ¡Qué conveniente y fácil es imponerle a un solo sector el sacrificio, por el simple hecho de que no somos violentos, ni tiramos piedra, ni bloqueamos vías!  

Solo se ve con complacencia el ilegal mototaxismo, que con su anarquía salvaje impone libremente el desorden, el terror y la zozobra en las pocas vías de la ciudad; la disputa caótica entre ¨zapaticos¨ y busetas (para quienes no existe ley alguna) para captar pasajeros, ya que estos no abundan los sábados, 40% a 50% menos que en días normales, producto del cierre de oficinas públicas, escuelas, etc. Ellos son los principales causantes del desorden, el estacionamiento indebido y los trancones, no los carros particulares como mentirosamente nos quieren convencer. Para ellos, el guiño complaciente de esta administración populista, cuya única meta son los votos y no el bienestar común.

Quienes con nuestro esfuerzo hemos comprado un vehículo para nuestro trabajo o disfrute, no podemos aceptar medidas infames como esta. Se acepta un sacrificio, si es necesario, pero cuando todos lo pagamos equitativamente.

horaciodelcastillo52@gmail.com

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