Columna


Arte y ciencia para la convivencia

SARA MARCELA BOZZI ANDERSON

15 de marzo de 2016 12:00 AM

Cumple quince años la Unidad de Salud Mental (CEMIC) que implementa para sus pacientes la psico-educación como componente terapéutico. El doctor Christian Ayola fundò en 2001, con su esposa, este espacio donde se ven los pacientes como sujetos de derecho, en el respeto de las normas éticas, y en el deber de dar garantías de acceso a la población al sistema de seguridad social en salud, en los derechos consagrados en nuestra carta magna y en los tratados internacionales de derechos humanos.

¿Cómo se hizo psiquiátra Christian Ayola? Él sostiene que su vocación se la debe a su familia. “Mi madre era una gran narradora, nos educaba a través del cuento con contenido moral, y a través de la parábola bíblica. De ella aprendí compasión y solidaridad, además de los muchos ejemplos de la familia, así aprendí valores humanos.”

Su padre le enseñó la responsabilidad, la vocación por el estudio y la tenacidad por el trabajo, era un buen lector y gran estratega, talento que le transmitió desde los siete años de edad mediante el ajedrez.

“Antes de los doce años, quise ser policía, torero, pintor, relojero, incluso sacerdote. Mi familia me preparaba espiritualmente para esta última profesión, la inspiración venía de un hermano de mi abuela paterna, un cura muy sui generis y temperamental, y de una tía monja quien aún vive en el convento. Los dos eran muy admirados por la familia.”

Cristian Ayola dice que el arte sirve de terapia para el paciente. Muchos se recuperaron a través del ejercicio de las artes plásticas. Lamenta que en Cartagena no haya un centro de rehabilitación ambulatorio para enfermos mentales. “No hablo de un hospital de día sino de un centro en el que el paciente sólo acude unas horas a la semana para crear en una disciplina artística.”

En su práctica clínica aprendió que la cultura influye sobre la expresión sintomática: “nuestro sistema de creencias nos puede hacer más o menos tolerantes. El pensamiento mágico de nuestro universo nos permite diversas respuestas, desde la aceptación total hasta el rechazo frontal de los pacientes”. Dice con dolor que hay un estigma contra los enfermos mentales pero los bipolares, en especial, despiertan la jocosidad del costeño, desde la burla hasta “gozarse” al enfermo, o aprovecharse de su generosidad durante el episodio de manía. En estos últimos años, he sido testigo de los grupos de apoyo creados por Ayola, en los que se habla de los trastornos del sueño, con la guía de Pedro Covo Torres; de la sexualidad en los pacientes mentales, con la orientación de Claudia Ayola Escallón, y desde la Universidad de Cartagena (donde él es profesor universitario), se ha tenido una nueva visión de la salud considerando los derechos humanos.

*Directora Unicarta

saramarcelabozzi@hotmail.com

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS