Columna


Ascenso social de la gente negra

CARLOS DÍAZ ACEVEDO

06 de agosto de 2014 12:02 AM

El fin de semana pasado se divulgó en Cartagena el documental “Gente negra: itinerarios, voces y genealogías”, parte del proyecto “Ascenso social, racialización y género en Cartagena y Quibdó. Diferencias regionales en paralelo”, de la Escuela de Estudios de Género de la Universidad Nacional, bajo la coordinación de Mara Viveros y Franklin Gil.

El documental se presentó en la Casa de Bolívar, la Universidad de Cartagena y en Funsarep para ver parcialmente los resultados de la investigación, generar un conversatorio en torno a él y comentarios, preguntas, sugerencias y críticas sobre el trabajo. Todo esto se consiguió ante un proceso que como bien dicen los investigadores poco ha sido considerado en las ciencias sociales colombianas. Tampoco en las organizaciones y movimientos sociales colombianos porque el ascenso social no ha sido un proyecto social, como muy bien lo plantea una de las personas entrevistadas en el documental.

Cuando hay movilidad social, hoy menos que antes por la desigualdad, el modelo económico y el multiculturalismo capitalista dominante, ocurre en casos aislados, personales, y no propiamente sociales, generando polarización y las siguientes preguntas, muchas veces planteadas desde una perspectiva moralista: ¿qué tanto se es, deja ser o no mujer u hombre afro, negro, palenquero o raizal al ir de una clase social a otra? ¿Qué significan estas identidades étnico-culturales en la clase media o clase alta? ¿Qué recursos o estrategias comunicativas, educativas, laborales, lingüísticas, políticas, simbólicas y sociales entran en juego en relación con la movilidad social en términos étnico y de género? En nuestro caso, en vez de estar dándose hoy un proceso de ascenso social, hay un descenso social en picada en desarrollo económico. 

Además de cuestionar el modelo económico imperante, que también es ambiental, educativo, comunicativo, laboral, político y social, hay que cuestionar la educación, la educación para el trabajo, el trabajo y la misma etnoeducación afrocolombiana a las personas afrodescendientes que se supone que son los motores de la inserción socio-laboral y económica.

Hay que preguntarse por estos asuntos para que las personas y las comunidades negras, afrocolombianas, raizales o palenqueras, o como quieran llamarse, avancen en representación, reconocimiento y respeto de sus derechos ambientales, civiles, comunicativos, políticos y sociales y en sus derechos económicos para romper de una vez por todas la nefasta asociación de la gente negra con miseria, pobreza y vulnerabilidad.

Lingüista, Literato y Comunicador para el Desarrollo

puntos_de_encuentro@hotmail.com

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