Columna


Asfalto en la playa

ALBERTO ABELLO VIVES

20 de septiembre de 2014 12:02 AM

Este año 2014 será recordado más adelante porque una enorme cinta de asfalto ha sido construida sobre la playa a lado y lado del ya famoso túnel de Crespo este año. A cambio de capas de arena hay a partir de ahora capas de asfalto en una zona dinámica del sistema ambiental de la ciudad. Se trata de una pequeña duna que con los vientos se mueve del litoral al caño Juan Angola, especialmente con los vientos del norte del mes de febrero.

Mientras se confirma por parte de la empresa la existencia de filtraciones en el túnel y el funcionamiento adecuado del sistema de drenaje pluvial de las calles del barrio, la ciudad presencia cómo al lado del asfalto dos enormes lomas rellenas de tierra son las rampas del nuevo puente en la intersección entre el anillo vial de Crespo y la avenida Santander, construido sin tener en cuenta otras opciones que ofrece la ingeniería con menos lesiones a la población y al paisaje.

Lomas y asfalto son la gran muralla que impide el acceso de los bañistas de Torices, Lemaitre, Canapote y Crespito a sus playas, a su espacio público, a su lugar de recreación. Lomas y asfalto son el nuevo paisaje del litoral que ha sido transformado por las lógicas de una concesión vial.

Obviamente se necesitaba una solución vial de envergadura para articular la Vía al Mar entre Cartagena y Barranquilla con la avenida Santander; y se necesitaba mejorar la movilidad a la altura del barrio Crespo donde una calle de este barrio terminó siendo el puente entre dos carreteras. Se trataba de una solución a cargo de la nación, por tratarse ese empalme de las dos grandes vías de una obra nacional. Por ello, ante la gestión del gobierno local para acelerar la solución emergió la “generosidad” de una empresa concesionaria redentora que les buscó a nación y distrito la “mejor” de las soluciones. Y al parecer, nadie se tomó la molestia de estudiar en detalle la obra. Hoy la ciudad se sorprende por la pérdida de parte de las playas de Marbella y se asegura que ese remate no estaba en el proyecto autorizado por la Alcaldía. Ni el gobierno de ese entonces ni vecinos del barrio Crespo vieron este adefesio cuando los empresarios promovieron la obra.  La ciudad tiene a la vista un ejemplo de su debilidad institucional para la interlocución ante terceros. El Estado se ha reducido a su más mínima expresión; además de no tener músculo financiero para dar soluciones a los problemas locales, no tiene la capacidad técnica para abordar un asunto como éste. Habrá que aprender la lección para que no vengan otras sorpresas ahora que se contrató la doble calzada entre La Bocana y Tierra Baja, obra concebida como un viaducto para no generar afectaciones ambientales. O será que al final, cuando ya no se pueda hacer nada como ahora, ¿la ciudad se percatará de otro desastre urbano?
*Columnista quincenal
albertoabellovives@gmail.com

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS