Hay más, Pericles apreció en Fidias al genio para fabricar el Partenón. Los pueblos pasan y el arte queda. Hoy las bellas ruinas de Grecia vuelven a la desolación por los peores excesos y torpezas.
Pero nadie se explica cómo banqueros alemanes cuando prestaron a Grecia no constataron fuentes de pago, garantías e ingresos de respaldo. Esa es la paradoja. El alfa y omega de la Europa actual.
Cuando se habla de democracia surge Atenas y el nombre de Pericles. Aunque por errores de este en algún momento Atenas, la ciudad por excelencia, se convirtió en una aldea invadida. Sin embargo el gran Pericles ostentaba ejecutorias y condiciones que lo atan a la inmortalidad. Sus amigos fueron Sófocles y Sócrates, Anaxágoras, Herodoto y Fidias. Tuvo a Aspasia por mujer, y según Sócrates aseguraba, a ella debía su elocuencia. Algunos la culpan de escribir aquel discurso sobre los muertos que Tucidides repite con mesurada emoción. Hay más, Pericles apreció en Fidias al genio para fabricar el Partenón. Los pueblos pasan y el arte queda. Hoy las bellas ruinas de Grecia vuelven a la desolación por los peores excesos y torpezas.
Ayer, mientras el esplendor hacía radiantes las orillas del Egeo, los bosques llenos de neblina de los teutones caracterizaban el rincón más lóbrego del planeta. Prohombres que pensaban, los otros, aldeanos “comedores de mantequilla” apenas eran laboriosos y austeros. No habían aparecido Kant y Hegel, Goethe, Holderlin y Durero, Leibniz y Plank, Beethoven y Wagner.
La realidad se hizo otra. Hoy Atenas y Berlín son lo opuesto a lo esperado. La esquina lóbrega, es rica. Los soles que adornaban la ciudad del talento se hacen inclementes. Atenas está anquilosada con una turbia visión de su futuro. Se ciernen nubarrones de desolación sobre sus ruinas seductoras.
Las exigencias del presente son perentorias. Los alemanes, con cifras de eficacia y orden, y un PIB 10 veces mayor que los demás, lideran a Europa, mientras la crisis afloró problemas de Grecia gestados durante décadas. Con una deuda nacional superior a 400.000 millones de dólares el crédito griego hizo implosión y los caudales abandonaron Atenas, que recibe los mayores préstamos de la historia: 148.000 millones de dólares en 2010 y 163.700 millones en marzo del 2012. Intereses y condiciones fueron altos por no decir arteros: exigen elevar impuestos, “reglamentar” su sistema de pensiones, y aceptar la supervisión del FMI, el Banco Central Europeo, y la comisión Europea, dominada por Berlín.
El desempleo llega al 28%, y la falta de oportunidades para sus jóvenes alcanzó el 62%. La economía se contrajo en 30%.
La fábula de la hormiga que trabajó duro y ahorró para el invierno tuvo vigencia, en contraposición a la cigarra que cantó vida, sin previsión alguna. Pero nadie se explica cómo banqueros alemanes cuando prestaron a Grecia no constataron fuentes de pago, garantías e ingresos de respaldo. Esa es la paradoja. El alfa y omega de la Europa actual. Una Berlín prospera, y rígida, y la hermosa Atenas que duda del valor de la autoridad y la socava en forma consistente.
Como los tiempos cambian, puede suceder lo que no se espera…padecen desgarrados, pero Prometeo pervive.
abeltranpareja@gmail.com
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