Columna


Balance del 2015

JAIME BONET

27 de diciembre de 2015 12:00 AM

Diciembre es una época propicia para realizar un balance del año. En desempeño económico, 2015 termina siendo bueno para el país. No es que tengamos una alta tasa de crecimiento, sino que, dado el entorno que estamos viviendo, Colombia termina con uno de los mejores resultados del vecindario. De alguna manera, el país está como la cenicienta despertándose del encanto mágico, en este caso provocado por el desplome de los precios internacionales del petróleo y el carbón.

La política macroeconómica ha permitido manejar la caída significativa en los ingresos fiscales y terminar el año con un déficit dentro de la regla fiscal. Mantener esta solidez ayudó a conservar el grado de calificación de riesgo. Considero que este es un logro importante, ya que es clave para acceder a recursos externos en momentos en que los ingresos se redujeron.

El crecimiento de los precios estuvo por encima de la meta propuesta, debido a la combinación de dos factores: el fenómeno del Niño y la devaluación del peso. La autoridad monetaria tomó medidas para romper las expectativas inflacionarias y se espera que el crecimiento de los precios retorne a la meta de largo plazo en 2017.

Tal vez una de las mayores debilidades es el abultado déficit comercial nacional, el cual fue de 12.895 millones de dólares en los diez primeros meses del año. De continuar la tendencia, Colombia terminará 2015 con un déficit comercial cercano a 6% del PIB, uno de los valores más altos en los últimos años. Mucho más preocupante es que ni las exportaciones (aumentando) y las importaciones (cayendo) han reaccionado a la importante devaluación del peso en este año.

Se cierra el año con grandes expectativas económicas: romper las tendencias crecientes en precios y en el déficit comercial, mientras se mantiene bajo control el déficit fiscal y se asegura un crecimiento económico destacado. Los menores ingresos fiscales obligarán al gobierno nacional a presentar una nueva reforma tributaria, la cual nuevamente se alejará de la renombrada reforma estructural y se acercará a una que resuelva el problema de caja de corto plazo. Esto permitiría mantener una política de gasto que sostenga el crecimiento económico. Seguramente este entorno afectará por la decisión que tome el país en materia de paz.
 

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