Columna


Barrio garaje

MIGUEL YANCES PEÑA

08 de agosto de 2016 12:00 AM

El barrio de Manga se ha ido convirtiendo, poco a poco, en un garaje público; y el asunto tiene tendencia a agravarse sin que nadie intervenga: ni las fuerzas del mercado, ni las autoridades. 

Todas las vías, con excepción de la Calle Real, La Jiménez, y La Asamblea -en las que ven algunos estacionamientos breves- ocupan casi que exclusiva y permanentemente un carril como garaje. Esto está siendo impulsado por el mercado automotriz, pues quien compra nuevo, prefiere conservar el vehículo viejo sin pensar dónde guardarlo, que malvenderlo.

La tapa es la vía frente al edificio El Pastelillo, que, a pesar de ser de dos carriles, y estar uno ocupado permanente como garaje, al DATT se le ocurrió convertirlo en de doble sentido: un carril en dos direcciones, ¡qué genialidad!

Todo esto, hay que agregarle: 1) que el barrio se ha llenado de oficinas públicas; 2) que las bahías de estacionamiento que hay en la avenida Miramar, unos 40 puestos en total, son utilizados en gran parte, no como estacionamiento temporal de peatones, si no como garaje; 3) que vías de alto tráfico, como la Miramar, la Jiménez, La San Lázaro, entre otras, tienen cráteres que dificultan, y hacen peligrosa, la movilidad; y 4) que a muchos de los estacionamientos que están obligados a construir los edificios y establecimiento comerciales, les colocan cadenas, privatizándolos. 

No hay autoridad que se pellizque, ni vecino que se atreva a protestar. Asomanga, y su esmerado ejecutivo, Julio Romero, se agotan en gestiones ante las autoridades que poco hacen. La vista esta puesta sobre los barrios periféricos, que, teniendo menos tráfico, tienen mejores vías. 

Habría que atacar muchos frentes al tiempo para mitigar esta situación. En orden ascendente de dificultad se podría comenzar por: 1) arreglar los huecos de las vías; 2) sacar las oficinas públicas del barrio; 3) incentivar la construcción de garajes, que podrían ser los patios de algunas casonas patrimonio histórico, con beneficio por conservarlas; 4) quitar, mediante la acción de la dependencia de Espacio Público, todas las cadenas y postes que privatizan los estacionamientos de visitantes; 5) exigir, por norma, que los nuevos edificios dispongan de un mayor número de estacionamientos que sean de uso público, cobrando, (un ingreso adicional para la copropiedad); y 6) que el municipio adquiera lotes en los sitios de mayor afluencia del barrio, y subaste concesiones para construir garajes robotizados. Si el DATT y la grúa se dedican a recoger (día y noche) los vehículos mal estacionados, estos se verían obligados a utilizar los garajes, lo cual estimula su construcción.
Estas ideas, bien podrían implementarse en otros barrios, aun en La Matuna y el Sector amurallado. Habría que establecer unas normas técnicas y de diseño, para que no terminen contaminando visualmente nuestra ciudad. 
*Ing. Electrónico. MBA.

MIGUEL YANCES PEÑA*
movilyances@gmail.com

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