Asistí al Congreso Internacional de Biología de la Conservación, que reunió esta semana en Cartagena a más de 3 mil biólogos, ecólogos, ambientalistas, seres de acción y ciencia, defensores del Planeta, de todos los continentes, comprometidos con el cuidado de la biodiversidad.
Más allá de denuncias o radicalidad, en este encuentro se analizó el estado de las especies y se valoraron soluciones para contrarrestar los abusos a ecosistemas impuestos por la economía salvaje así como los riesgos que ella genera.
Animó el nutrido aplauso de los participantes cuando nuestro ministro de Ambiente explicó que la firma de la paz con las FARC permitió ampliar las metas ambientales y de conservación del territorio: “el país conoce muy poco la biodiversidad de esas regiones donde el proceso de reconciliación ha permitido llegar. Descubriremos nuevas especies de plantas, la gran riqueza ambiental que existe. El proyecto ColombiaBio está permitiendo que científicos del país y el exterior lleguen a esas zonas (...). Los activos ambientales deben convertirse en la base de nuestro desarrollo porque el camino de la conservación es el que hay que seguir”. Lo sustentó con datos de cómo pasamos de proteger 13 millones de hectáreas en 2010 a 24 millones en 2017, que además se doblarán en 2018. Habló de la delimitación de 24 páramos y la urgencia de luchar contra la deforestación, hacer “restauraciones porque la Naturaleza también ha sido una víctima del conflicto armado”. Para todo ello es necesario el aporte de la ciencia, expresó.
En este encuentro se habló de la conservación de los felinos, los estragos en la producción masiva, el agotamiento de los recursos pesqueros y el envenenamiento de las aguas. Capítulo aparte merecen los estudios de los devastadores efectos del cambio climático que está produciendo la muerte de especies, de familias y de ecosistemas enteros, como los de los corales, que para 2050 según proyecciones científicas, quedará solo el 10% en el mundo, con consecuencias inciertas para la humanidad.
Fueron muchas las mujeres ponentes y evidente la juventud de los participantes, lo que garantiza que habrá futuro. Retumban en mi mente las reflexiones de Brigitte Baptiste (Instituto Humboldt): “¿Cómo hacer conservación para lograr desarrollo? Si la humanidad genera una huella ecológica, entonces, los humanos debemos resolver lo que esta huella produce. Si hay una comunidad científica en evolución entonces habrá capacidad de contribuir a la solución de problemas. Lograr gobernanza es responsabilidad del gobierno, el sector privado y de todos los ciudadanos. La biodiversidad está en todos los ecosistemas incluso en las ciudades, y en Colombia el 75% de la población vive en zonas urbanas (éstas representan solo el 7% del territorio). Si los ecosistemas mueven la economía, la economía debe aportar a su cuidado. Lo justo es retribuirle a la naturaleza que siempre ha hecho el mayor aporte a la humanidad”.
Capítulo aparte merecen los estudios de los devastadores efectos del cambio climático que está produciendo la muerte de especies, de familias y de ecosistemas enteros (...)
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