Columna


Bosque de Paz Cerro de la Popa

CARLOS DÍAZ ACEVEDO

19 de julio de 2017 12:00 AM

Gobernaba en la Casa de Nariño en Bogotá un presidente ejemplar, piadosísimo, un santo, y un día del 2017, una voz le dijo: “Ayúdame que yo te ayudaré, baja pronto a Cartagena y funda en ella un Bosque de Paz, algo lejos de sus murallas, en el cerro de La Popa que allí verás”.

Pleno de fe como, la de los diálogos de paz con las FARC, sin renunciar a su puesto en Bogotá a pesar de que Odebrecht pagó un millón de dólares a su campaña, el mandatario mandó a Cartagena a 2 emisarios que se movían como pez en el agua por ser de aquí, y pusieron a correr bases a las autoridades locales porque en un mes tenían que presentar al Minambiente el proyecto “Bosque de Paz Cerro de la Popa”, sin consultar al vecindario. Las autoridades acogieron a sus paisanos porque tras ellos y de la promesa del bosque vendría mucha plata que no tenía el Gobierno nacional y conseguiría el coterráneo al frente de la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional.

Pero pronto hubo varias opiniones en los interesados en la fundación: unos consideraban que el Parque Espíritu del Manglar debía convertirse en Bosque de Paz en vez de La Popa y reubicar allí el Convento que podría caerse; otros opinaban que los recursos fueran al Parque de la Marina, que hace poco fue un Bosque Encantado; o a la Villa Centroamericana y del Caribe, en la entrada a Bocagrande, donde se alojaron los jugadores de los Juegos Centroamericanos y del Caribe y que en un principio sería casas de interés social que servirían a personas sin vivienda. Otros opinaban que el Bosque debía estar en La Popa, cuya cúspide primero fue de los indígenas, que luego la compartieron con los afros, y al fin pasó a los Agustinos Recoletos hasta hoy, junto con la plata que pagan los turistas para entrar el Convento. A los vecinos de La Popa, mayoritariamente afros, nadie les pidió su opinión.

El Presidente, recordando el llamado sobrenatural, terminó la controversia a favor de la tercera propuesta, y fue recibida su decisión con tal gusto que las autoridades civiles costearon un buen número de obreros venezolanos para construir el Bosque con todos los permisos en regla. Excepto por las autoridades departamentales y militares, que además de Parque Espíritu del Manglar, Parque de La Marina y Villa Centroamericana, querían tener el Bosque de Paz Cerro de la Popa, que solo fue realidad bajo el mandato del presidente Gustavo Petro, poco tiempo después de que Vargas Lleras pusiera la primera piedra, perdón sembrara la primera matica del Bosque de Guerra, nuevamente disculpas, Bosque de Paz.   

*Lingüista, Literato y Comunicador para el Desarrollo

puntos_de_encuentro@hotmail.com

 

 

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