El humor es la manera concreta de ver la vida, de valorarla, de juzgarse uno mismo. Expresa el modo sabroso de ver las cosas.
La alegría tampoco puede tener soporte en la burla y el sarcasmo porque sus antecedentes son negativos y perversos. La alegría no solo es pasión, debe ser un sentimiento generoso.
En luminoso ensayo sobre la risa, Henri Bergson, la exalta para diferenciar los humanos de los animales, pero no faltan necios que también atribuyen la facultad de reír a hienas y guacharacas.
Muchas regiones y países viven orgullosos de su especial sentido del humor, aunque se nos hace imposible que los esquimales puedan tener ocurrencias y alegrías. Hay innumerables comentarios sobre chistes alemanes, y es proverbial el menosprecio que tenemos por los gringos cuando pretenden incorporar los chistes a su idiosincrasia y conducta.
Hablar de humor supone alegría, ingenio, optimismo, y entusiasmo. Auncuando abundan absurdas caricaturas del sentido del humor. El humor es la manera concreta de ver la vida, de valorarla, de juzgarse uno mismo. Expresa el modo sabroso de ver las cosas.
El humor implica ver el lado simpático y ameno hasta de lo que nos parezca más negativo; es también encontrar una chispa de gracia en el corazón de quienes creen en la bondad humana; impulsar la creatividad para dar a cada cosa su valor y a cada tiempo su oportunidad: la estrategia de revestir el talante existencial de sal y de gracia.
No hay nada más serio que el humor, afirmaban los abuelos. Una sociedad sin sentido del humor está en peligro. Está abocada a la destrucción de la ilusión y la alegría.
Solo personas saturadas de buen humor se sienten capaces de mirar los acontecimientos con complacencia y aceptar a los “otros” con cordialidad. Es un contrasentido que quienes buscan imponer la paz lo hagan con pugnacidad y amenazas, atropellando a quienes desconfíen del “proceso”, que tampoco deben extremar la pendencia en su crítica.
El humor es la única posibilidad contra la histeria, el fracaso o la desolación.
El humor restaura la crispación y facilita la comunicación fluida entre los seres humanos. Es el lubricante ideal para la convivencia y la concordia.
El amor y la alegría ayudan a aceptar nuestras propias miserias, y nos hacen capaces de superarlas para mirar con esperanza el futuro.
La risa refleja un estado de placidez interior, y no un simple gesto del rostro, porque si así fuese solo sería una mueca. Cuando el mundo estaba vacío, buscó la carcajada. Así llegó la sonrisa para dar vida. Tener la sonrisa en el corazón nos blinda contra rencores y amarguras.
La alegría tampoco puede tener soporte en la burla y el sarcasmo porque sus antecedentes son negativos y perversos. La alegría no solo es pasión, debe ser un sentimiento generoso.
Una sonrisa es música del alma y color del amor. Es el sol radiante de la acogida, fiel compañera de mirada tierna que da vida a un rostro fraterno, a un propósito noble. El término “gozones” que impera en el Caribe tiene vigencia permanente.
Nadie está más necesitado de una sonrisa que aquel que no pueda darla a otros.
abeltranpareja@gmail.com
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