Cristina atropella a opositores y sindicalistas, conculca libertades y persigue la prensa que osa criticarla. Aunque al compararla con Maduro parece la Madre Teresa de Calcuta.
Toda está rabulesca maroma pretendía que los mercados financieros no distinguieran entre una suspensión de pagos corriente, y una moratoria especial articulada por un juez...
La pugnaz y pendenciera Cristina de Kirchner, despierta algún sentimiento de rechazo por su actitud y por ser de la pandilla revoltosa que formó Hugo Chávez en nuestro continente. Sus hijos, al igual que la hija de Chávez y el hijo de Lula, se distinguen por el astronómico incremento de sus patrimonios y su agitada vida de jet set. Viven a lo grande, compran propiedades megamillonarias y provocan críticas sobre el manejo del Estado y su aprovechamiento indebido.
Cristina atropella a opositores y sindicalistas, conculca libertades y persigue la prensa que osa criticarla. Aunque al compararla con Maduro parece la Madre Teresa de Calcuta.
Pero esos depredadores, como en la selva, no se salvan de los buitres. Ahora le tocó a Cristina que desesperada y llena de angustias, se agita en el proceso de crueldad que unos avivatos adelantan, amparados por una justicia que no solo es ciega, sino sorda y parcializada.
Por primera vez en la historia, un país que está dispuesto y tiene la capacidad para pagar a sus acreedores, no puede hacerlo porque un juez se lo impide.
Al reestructurar su deuda en 2005 y 2010 Argentina logró que sus acreedores aceptasen un acuerdo de recibir bonos indexados al PIB. Todo funcionó bien para Argentina como para quienes aceptaron la restructuración. La economía creció en forma notable, lo que hizo para los acreedores de bonos indexados al PIB una rentabilidad muy generosa.
Pero como con plata nadie se llena, los llamados inversores buitre vieron la oportunidad de obtener beneficios mayores. Los especuladores se abalanzaron a comprar bonos, vendidos por inversionistas a precios inferiores al valor nominal. Un tal Paul Singer (no tiene que ver con las máquinas de coser) demandó a la Argentina, y ahora gracias al fallo, mediante una inversión de 48 millones en bonos en 2008 pretende recibir 832 millones. Una ganancia del 1.600%.
Esto lo logran amenazando con una prima de riesgo país, que traería la posibilidad de una moratoria.
El evento planteado devastaría la economía argentina. Están los buitres jugando con el miedo. Toda está rabulesca maroma pretendía que los mercados financieros no distinguieran entre una suspensión de pagos corriente, y una moratoria especial articulada por un juez que parece estar a las ordenes de los usureros. Más vale tener una pulgada de juez que una milla de argumentos.
Así las cosas Stiglitz, Nobel de economía y profesor de la Universidad de Columbia manifiesta ante el sistema judicial de Estados Unidos:
“Los prestatarios no van a confiar, ni deberían, en la imparcialidad y competencia judicial de Estados Unidos. El mercado para la inversión de bonos se trasladará a otro lugar”.
A quienes hemos admirado el eficaz sistema de U.S.A, nos desconcierta este grave incidente que muchos calificarían propio de una Banana Republic.
AUGUSTO BELTRÁN
abeltranpareja@gmail.com
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