He querido escribir este artículo en homenaje a un marino que dedicó toda su vida al servicio de la Armada Nacional, Sr. Capitán de Navío Luis Felipe Mantilla Duarte.
Entró a la Escuela Naval en 1948 y egresó como teniente de corbeta el 7 de abril de 1952 del contingente XIII y ascendió a capitán de navío el 1º de diciembre de 1971, durante este grado hasta su fallecimiento el 24 de julio de 2020, varios comandantes de Armada quisieron ascenderlo a contralmirante y no quiso. Como capitán de navío duró 49 años, era el Capitán de Navío con más antigüedad en servicio activo del mundo, todo un “Guinness Récord”. Navegó en la época de los petroleros de la Armada alrededor de un millón de millas, otro récord que no lo tiene ningún oficial naval.
Trabajé con él en el Estado Mayor Naval desde 1997 como Jefe de Estado Mayor, Jefe de Operaciones Navales y Segundo Comandante de la Armada en el 2000. Su lealtad era su mayor tributo, a pesar de su antigüedad era sumamente respetuoso con los oficiales de insignia que le precedían, pero muy estricto con los oficiales menos antiguos que él. Poseía otros como la disciplina y puntualidad, era el primero en llegar al Comando (7:00 a. m.), donde era el principal asesor de Estado Mayor del Comando de la Armada, cargo que desempeñó por más de 30 años y era de los últimos oficiales en retirarse. Tenía un archivo propio y en muchas ocasiones se le pedía una información de muchos años atrás y le traía a uno el respectivo documento. Tenía una memoria prodigiosa y sus consejos y recomendaciones operacionales eran muy oportunos.
Como ser humano, era muy desprendido y bondadoso, su sueldo lo donaba a una entidad de religiosas. Desde la aseadora hasta el comandante de la Armada de turno lo apreciaban y pasaron más de 20 Comandantes de Armada, durante su permanencia en el comando, (más de 30 años).
Llevaba hospitalizado varios días en el Hospital Militar Central por problemas intestinales, batallando por salir adelante, pero finalmente escogió el día de la Armada, el 24 de julio, para soltar amarras en su última singladura de la vida terrenal e institución que amó dedicándole toda su vida, con rumbo a la vida eterna y en donde todos algún día seguiremos el mismo rumbo trazado cuando Dios lo desee.
Mi capitán, su huella dejada en los marinos colombianos será imperecedera como marino, oficial, compañero, subalterno y superior. Qué mejor tributo quiso darle la vida a todo un marino colombiano que despedirlo de esta vida el 24 de julio, día de la Armada Nacional y celebración del día de la batalla del lago de Maracaibo y natalicio de Simón Bolívar, fecha donde nuestro máximo héroe naval, José Prudencio Padilla, selló la independencia de Colombia, Panamá y Venezuela. Paz en su tumba y que mi Dios lo tenga en seno de su gloria
Comentarios ()