Columna


Cartagena: una primera mirada

CECILIA LÓPEZ MONTAÑO

03 de enero de 2015 12:00 AM

Cartagena sorprende cada vez más. Aunque sin el orden que quisiéramos, se llenó de extranjeros que disfrutan su sabor caribe que tanto atrae a quienes viven el hielo del invierno. Hay meseros chapuceando inglés, avance que debe continuar; buena comida, pero servicio demorado, señal de que falta entrenarlos más.

Quizás porque era 25 de diciembre, las plazas tradicionales estaban repletas de cartageneros de barrios alejados que suelen vivir realidades penosas. Es increíble, en este país tan estratificado y excluyente, que la ciudad donde vacacionan y tienen casas los más ricos del país, logra, al menos a ratos, reunir a la gente que no suele ir a los mismos lugares. Es importante porque el espacio público -cuando es adecuado- es para toda la población sin distingo de los odiosos estratos sociales. Ojalá esta convivencia sea permanente.

Impresiona la iluminación: es de buen gusto y logró darle a Cartagena cierto sabor internacional. Todo el mundo, a su manera, trató de contribuir a esa fiesta navideña. Los barcos de la Armada, iluminados, son preciosos y se ven mejor desde Manga, barrio cada día más atractivo. Algo insólito pero positivo: a diferencia de Bogotá, donde fácilmente se muere atropellado por un carro, los conductores aquí dejan cruzar más al peatón, como si la idea del turismo permeara a mucha gente.

Pero el verdadero reto será del 31 en adelante. Cartagena ya está llena, pero falta la avalancha de fin de año, los conciertos de cantantes famosos y las permanentes fiestas. ¿Por fin la ciudad está preparada para el tráfico que se avecina? Hay mejoras pero Bocagrande y Castillogrande seguirán taponados hasta encontrar verdaderas soluciones. Por lo menos están en la agenda de los dirigentes locales, con debates de fondo de por medio. Eso dicen los volantes que circulan en partes de la ciudad.

Pero no todo es turismo, aunque quizá porque esta industria crece, el comercio es cada vez más sofisticado. Tiendas de marcas internacionales y nacionales abrieron y se mezclan con las típicas cartageneras y colombinas, además de los Sanandresitos, llenos de China e India. 

Ojalá la bonanza se sienta donde pocas veces llega y se genere empleo digno, especialmente para la juventud marginada con oportunidades solo en el mundo oscuro que tanto daño le hace al país. Progreso no ha significado equidad, sobre todo en Colombia, donde avergüenza la concentración de los beneficios del desarrollo. El Estado es el principal responsable de la calidad de vida de los más débiles. La Responsabilidad Social Empresarial apoya, pero jamás sustituirá el volumen y la obligación estatal de atender el bienestar de los más débiles.

*Exministra
cecilia@cecilialopez.com

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