Enfermedad, que se desarrolla, donde el virus de la corrupción y la “podritiquería” ha creado unos más poderosos, la pobreza y la miseria, males desarrollados por una mal oliente dirigencia política local y nacional.
El Chikungunya, que según la organización mundial de la salud, “es una enfermedad vírica transmitida al ser humano por mosquitos infectados, además de fiebre y fuertes dolores articulares, produce otros síntomas, tales como dolores musculares, dolores de cabeza, náuseas, cansancio y erupciones cutáneas, llegó a Colombia.
En Colombia, en el municipio de Mahates, departamento de Bolívar, territorio marginal, que es solo recordado en épocas electorales y en donde según la revista semana, un político cartagenero, puso bien en alto la vara que será su campaña a la alcaldía de Cartagena, según dicho medio, hubo comida, ron, para más de un millar de personas y en donde reconocidos personajes de la política cartagenera y bolivarense estuvieron de plácemes, hasta allá, llego el chikungunya.
Una fiesta gigantesca, en un municipio sitiado como Mahates por la pobreza de sus habitantes, abandonado a su suerte, por una clase política voraz e indolente, soportó un descomunal derroche de poder y riqueza. Ostentación burlesca, que ofende la razón. ¡Qué horror!
Ese precandidato a la alcaldía de Cartagena y sus ilustres acompañantes no se percataron que a unos pocos kilómetros el virus de características epidémicas, había hecho su entrada a ese deprimido territorio. Pero el virus se preparaba para otra fiesta, donde el vino favorito era la sangre de nuestra población. Mahates, tierra del precandidato había sido, el sitio escogido.
Las casualidades no existen, decían nuestros abuelos. Los sectores pobres de Cartagena, donde reside la mayoría de la población, son los lugares seleccionados por estos virus. Cartagena y Bolívar, entonces no iban a ser la excepción, para la propagación del chikungunya. Tierras que por sus estructurales condiciones de subdesarrollo y miseria, son fecundas y lugares predilectos para estas plagas.
El chicungunya llegó, y aunque comenzó por donde debía comenzar, escogió los sitios más pobres y los lugares estructuralmente insalúbricos, cercanos a la cría de mosquitos.
Las victimas de estas y otras enfermedades serán siempre los más débiles, donde reside la mayoría de la población, situación que se agrava por el deficitario sistema de seguridad social. La hora del sálvese quien pueda, pareciere que ha llegado. Pero no, las crisis, son el anuncio de las soluciones y de seguro así será, porque el todopoderoso habrá escuchado nuestros ruegos, antes del desastre total.
Adenda: Indignación, por la condena de la injusticia norteamericana, proferida en contra de la doctora oncóloga, Ana María González, orgullo de Colombia y de la ciencia universal. La sociedad y el gobierno colombiano, no solo deben reaccionar frente a ese caso, sino también por la discriminación que son objeto los colombianos en muchas partes del planeta.
Profesoralcidesarrieta@hotmail.com
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