Columna


Ciudad, cuenta regresiva

ORLANDO BUSTILLO JR

11 de enero de 2018 12:00 AM

Estamos a 15 años de tener la Cartagena que merecen los habitantes de esta bella ciudad, 15 años para los 500 significa “cuenta regresiva ya”. El proceso inmigratorio y la generación espontánea de barrios suburbanos informales no permiten ver el horizonte para lo cual necesitamos un buen alcalde, sí; un alcalde bueno, con deseo de servicio y no de servirse, y rodeado de los mejores, no solo de Cartagena, sino importarlos si es del caso. No podemos seguir sin planear la ciudad, el costo es muy alto y lo pagamos con creces. Debemos recordar los principios fundamentales de convivencia y desarrollo: autoridad, seguridad e infraestructura.

Trasladar la Base Naval ha sido un sofisma y una cortina de humo. La Cartagena real necesita a gritos reubicar sus áreas productivas tanto en lo residencial, universitario, industrial y turístico, como desbloquear El Bosque y sus alrededores; la loma de Torices y sus alrededores; y las zonas suroccidental y suroriental.

El centro de Cartagena es ya “excéntrico” y lo debemos proteger de los embates naturales y de la depredación humana. Crespo, Manga, Pie de la Popa y las estrechas 70 hectáreas de Bocagrande, Castillogrande y Laguito merecen ser reurbanizadas.

En estos primeros 10 días, El Universal, nuestro diario por excelencia en Cartagena, ha tenido unas opiniones serias, sesudas y muy centradas en los problemas de la ciudad. Yo invito a revisar de nuevo a cada uno de sus autores para no tener que repetir los temas urgentes y los de futuro como son: la protección costera, reubicación urgente del mercado de Bazurto, que trunca la movilidad y progreso de esa área, la quinta Avenida, reubicar el puerto de contenedores y dejar solo el turístico: el drenaje de la ciudad y saber si el emisario y cada una de sus bombas funciona.

La red y malla vial de Cartagena está fracturada, toca hacer un gran ejercicio con los servicios públicos: eléctrico, gas, telefonía y otros para no seguir rompiendo calles, y rehacer las aceras y llevar el porcentaje mayor de forma subterránea y acabar con la maraña de cables aéreos, feos y peligrosos.

Una gran noticia es que en menos de 7 años tendremos el aeropuerto, pero ¿tenemos resuelta la urbanización de la ciudad para el potencial de visitas? Un ejemplo terrible fue este fin del 2017 y comienzos del 2018, los olores del Centro ofendían y qué decir del sufrimiento de los negocios formales para tener a tiempo y en horas adecuadas la proveduría y materia prima para trabajar.

En el tintero hay más temas de igual o mayor importancia: el empleo formal, la contaminación auditiva, movilidad y el tiempo útil de cada ciudadano.

Seguir con administraciones atípicas nos condena al ostracismo y la desaparición, como ocurrió con las dos primeras ciudades fundadas en Colombia.

 


 

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