Columna


Como juega la sociedad civil

DANILO CONTRERAS GUZMÁN

20 de octubre de 2016 12:00 AM

El plebiscito del 57 consolidó el pacto de Benidorm entre los representantes de las elites políticas, Alberto Lleras y Laureano Gómez. Esta solución mitigó la devastación del periodo de “La Violencia” que desangró al país.

El pacto, pese a su ratificación popular, no bastó, como se demostró en los años siguientes con insurgencias como las Farc y el ELN. La discusión política se cerró para cualquier visión distinta a la de los partidos tradicionales que se alternaban en el poder.

Hoy vivimos una situación similar al buscar caminos de paz, pero con más complejidad porque el nuevo plebiscito negó refrendar los acuerdos entre gobierno y Farc, al contrario de lo ocurrido en el 57.

Alfonso Gómez Méndez ha sostenido que este aparente laberinto tiene salida mediante las facultades presidenciales que permitirían a Santos presentar al congreso las iniciativas que actualicen lo acordado en La Habana. Pero no sería tan sencillo porque es previsible que la polarización política se profundice, ya que esta alternativa dejaría de lado el plebiscito del 2 de octubre, esto es, no arribaríamos al consenso deseable para que la paz se aclimate.

El debate de hoy nos muestra que otra vez las elites políticas se apropian de la discusión por la paz, mientras la sociedad civil se agita en las calles reclamando un acuerdo nacional, racional y rápido.

Habermas perfila el concepto de “Sociedad Civil” como una “trama asociativa no estatal y no económica” que espontáneamente intensifica la resonancia originada en la esfera no estatal ni económica para transmitirla a la esfera política de interés general.

Esa trama asociativa no estatal ni económica se expresa en las calles de Colombia con energía. No determina una “salida” definitiva, pero puede ayudar a encontrar fórmulas para que los consensos que rodeen el acuerdo de paz no sufran la suerte infausta del Frente Nacional.
Eduardo Cifuentes, exmagistrado de la Corte Constitucional, ha dicho que los cabildos abiertos pueden ser un mecanismo para ordenar un diálogo nacional que le aporte a la paz desde los territorios.

La Sentencia C 180 de 1994 dice que “El cabildo abierto, como nos enseña la historia, cuando adquiere dinámica, se convierte en escenario del tratamiento popular a los problemas nacionales, regionales o locales, según el caso…El cabildo abierto tuvo lugar en aquellas situaciones de crisis cuando las instituciones previstas para resolver problemas ordinarios resultaban insuficientes”.

Tal vez las manifestaciones populares canalizadas en cabildos construyan un mandato a las partes en la mesa para lograr un consenso con celeridad que nos incluya a todos.


danilocontreras9@hotmail.com

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