Columna


Competitividad y educar

CÉSAR PIÓN GONZÁLEZ

01 de septiembre de 2015 12:00 AM

El incremento de la tasa de cambio genera debates, sobre todo a la competitividad de exportadores. Cartagena, en sus políticas públicas, obliga a tener objetivos para aumentar la competitividad, y así más crecimiento y desarrollo económico. Se necesita mucha productividad para aumentar la rentabilidad como estímulo de inversión, para disminuir desempleo e informalidad. En la globalización es competitivo, entre otros, quien implemente la innovación tecnológica, aplique nuevos conceptos organizacionales, fortalezca su infraestructura, use sistemas tributarios progresivos acompañados del principio de neutralidad, canalice ahorro a inversión productiva y por supuesto, quien genere capital humano con alto nivel.

En Cartagena la educación está desligada de las competencias exigidas por el sector productivo y social, y hay gran diferencia en la enseñanza y aprendizaje entre estudiantes de estratos altos y bajos. Las políticas educativas de los últimos años no elevan la calidad de la educación para compensar la pésima distribución del ingreso local, según el coeficiente Gini.

Deberíamos retomar estudios como el de la Fundación Compartir, el de la Misión de Equidad y Movilidad Social (capítulo de educación), y el informe de la OCDE para Colombia. CCV registró que 10.817 niños, niñas y adolescentes estuvieron por fuera del sistema educativo en 2014. Con la alta deserción escolar (5,58%) la cobertura en educación media no supera el 50%. En calidad también nos rajamos, y debemos replantear el presupuesto de educación, que para 2015 fue de 2,7% para servicio de calidad, cifra que no refleja la gravedad del problema.

La CEPAL demuestra el rezago de nuestra ciudad en mano de obra calificada. Las universidades podrían examinar sus carreras y currículos, nuevas profesiones y oferta de posgrados, y contrastar el desempeño de sus egresados y su papel en la innovación. El sector turístico es el más beneficiado por la tendencia alcista del dólar. Es buen momento para ofrecer nuestra Cartagena y sus atractivos, y que la mayor entrada de dólares contribuya al desarrollo social, con más empleo formal, más recaudo tributario y dinamismo en toda la economía.

El próximo mandatario local debe afrontar estos retos y abrir espacios a la comunidad para que proponga proyectos que resultarían en más población incluida en el bienestar, progreso social y económico de Cartagena.

Cito a mi profesor Gerardo Rodríguez Estupiñán, quien en un artículo en la revista del CENES resaltó desde 2002 el papel de la educación en el crecimiento económico, y es aún vigente su posición.
*Concejal Bancada de la U
clamuro13@gmail.com

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