El presidente Santos llamó a un “conclave por la paz” para llegar a unos nuevos acuerdos antes del 30 de noviembre. Tenemos entonces que precisar qué entendemos por renegociar y a qué aspiramos con unos nuevos acuerdos.
Primero, dejemos claro que no aspiramos al unanimismo nacional por la paz. Los mejores nuevos acuerdos serán rechazados por un sector de la sociedad, y están en todo el derecho de seguirlos rechazando. Segundo, los acuerdos de La Habana tenían dos tipos de concesiones: unas a la sociedad y otras a las Farc. Lo que entendemos todos los del Sí y algunos de los del No por renegociar es mantener las concesiones a la sociedad y renegociar las concesiones a las Farc.
A la sociedad se le “concedieron” tres cosas en los acuerdos de La Habana. Cumplir los derechos de todas las víctimas (en su mayoría mujeres, niños y minorías) a verdad, justicia, reparación, restitución y garantías de no repetición. También una mínima modernización del campo que consiste en cumplir lo que la Ley y Constitución ya ordena, y por último una mínima reforma política y electoral para garantizar que los ciudadanos podamos competir contra las maquinarias y tengamos chance de derrotarlas. Esas tres concesiones a la sociedad no son renegociables, menos reducibles.
La renegociación es solo sobre las concesiones a las Farc en restricción de la libertad, participación política, reinserción, justicia y seguridad jurídica. Para lograrlo, tenemos que unirnos Sí, No y gobierno para convencer a los jefes de las Farc que den mayores concesiones a las víctimas y a la sociedad.
También tenemos que aclarar a los del No que estamos dispuestos a respaldar sus propuestas en esos 5 puntos dentro de dos límites concretos; no será la justicia ordinaria sino una justicia transicional de paz, autónoma e independiente, la que impartirá justicia a los victimarios del conflicto armado y garantizar sus derechos a todas las víctimas, en igualdad de condiciones; y dado que la paz consiste en que las Farc cambien las balas por los votos, todos sus desmovilizados tendrán que recuperar sus derechos políticos y se puede renegociar cuándo y cómo recuperan el derecho a elegir y ser elegidos, y la duración y garantías procesales dentro de la jurisdicción de paz.
Los 5 temas espinosos con las Farc quedaron ambiguos y a favor de las Farc en los acuerdos rechazados en el plebiscito. En el gobierno de Uribe la ambigüedad en los acuerdos de Ralito en favor de los paramilitares, la borró o corrigió la Corte Constitucional en favor de las víctimas y de la sociedad. No dudo que lo mismo hará la Corte cuando revisé los acuerdos de La Habana. La pregunta a las Farc y al gobierno de Santos es: ¿Dónde prefieren que se ajusten los acuerdos de paz en favor de la sociedad y las víctimas? ¿En la mesa de La Habana? ¿O en la Corte Constitucional?
Politóloga y Senadora Alianza Verde
CLAUDIA LÓPEZ*
clopezsenado10@gmail.com
Comentarios ()