Columna


Congreso, tan vil como la guerrilla

GUSTAVO MONTES FERNÁNDEZ

07 de junio de 2016 12:00 AM

Si en verdad le apostamos a la paz, debemos ser conscientes en reconocer los generadores de violencia, y en primer lugar está el congreso colombiano, a la par de la guerrilla. Sin “disparar” un solo tiro, causan muertes a diestra y siniestra.

La podredumbre del Bronx y Catatumbo le queda pequeña al “honorable” congreso. Son demasiados los enredos y “descuartizamientos” que se hacen en la “respetable” institución, que terminan carcomiendo la esperanza de los colombianos.

Institutos, presupuestos que deben ser generadores de paz y equilibrio social, quedan convertidos en mortales armas que sanguinariamente bombardean sin discriminación alguna, enriqueciendo a unos pocos dueños del poder y arrinconando en la miseria a la comunidad en general.

Se visten de corbata y lino y no hay negocio turbio y componenda que no hagan. No respetan pinta, ni tienen el menor asomo de conciencia. Son generadores de violencia fuera de concurso

Posan de grandes señores (as) y el sudor de los coteros es agradable al olfato, antes que el perfume de nuestros degradados congresistas, que produce nauseas y repugnancia. Se reparten el país acolitadamente con los otros poderes, produciendo desestabilización, desespero y vómitos, con sus pestilentes y corruptas esencias que embadurnan sus cuerpos.

¿Cuántos PAE son influenciados en su asignación por el detestable congresista? ¿Cuántos Caprecom han acabado impunemente los honorables senadores y representantes? ¿Cuál es el efecto de esto? Muerte y desolación, esclavitud y humillación a todo un país, pero ellos son los “señores”.

Así como existe la voluntad política de acabar con el demoniaco Bronx, igual debería existir para cerrar el congreso actual y bajo parámetros éticos bien definidos, invulnerables, promover la elección de otro nuevo congreso, donde prime la decencia y se vean inhabilitados los actuales, así como sus familiares, hasta el más lejano grado de consanguinidad, igual que sus amigos. Si se quiere hacer y pagar el costo de ello, se puede.

El narcotráfico y prostitución hacen presencia en el congreso. ¿Cómo vamos a permitir que bajo una paz, por demás impune, sigan legislando estos antivalores y demarcando la hoja de ruta de nuevas generaciones? Alguien debe ponerle el cascabel al gato y acabar legalmente con ese nido de nada bueno; de lo contrario, no hay futuro promisorio para este país, donde el congreso es delincuente en su máxima expresión.

Hay unos congresistas buenos, que igual deben salir y desafortunadamente pagar su cuota de sacrificio, para poder erradicar la purulenta materia que hace mayoría.
Entre Fernando Vallejo, que habla pestes de Dios, y Roy Barreras, que va a misa todos los domingos, no me equivoco en afirmar que tiene más asegurado el reino de los cielos, Fernando que Roy.

Que los valientes de este país actúen en conciencia y cierren el congreso.

Coletilla: El actuar delincuencial de la banda de los cuatro en Sucre, conformada por el exgobernador Julio Guerra, María Victoria Sotto, David Elías Guerra y Rildo Herazo, tiene todo el rechazo de los sucreños, que no pierden la esperanza de justicia y se aferran al no al olvido. Comienzan a llamarlos a los estrados, al parecer con pruebas.

Coletilla: Me informa una fuente que el exalcalde de Sincelejo, Jesús Paternina, alias el “Mono Papayo”, es llamado a rendir explicación ante las autoridades, referente a la relación de su nombre y el de su familia en los papeles de Panamá. Ojalá no olvide sus mágicas adquisiciones  inocultables como la negada institución de salud entre otras.

 

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