Columna


Consultas interpartidistas

MAURICIO CABRERA GALVIS

13 de agosto de 2017 12:00 AM

Con el debilitamiento de los partidos políticos en Colombia cambiaron las estrategias electorales y ahora quien aspire a la Presidencia debe estar dispuesto a hacer alianzas para la segunda vuelta de las elecciones, y es forzoso que las haga para la primera vuelta.

Antes para ser presidente era necesario ser el candidato de uno de los partidos políticos tradicionales. Hoy esa pertenencia es casi un lastre y al menos 8 de los precandidatos optaron por recoger firmas para inscribirse con el respaldo de grupos significativos de ciudadanos. Hasta Humberto de la Calle duda si ser candidato del Partido Liberal o recoger firmas.

El sistema de dos vueltas –o balotaje por el origen francés del mecanismo- que empezó aquí con la Constitución del 91, obligó a aliarse para conseguir en la segunda vuelta los votos de los candidatos minoritarios. Pero hoy, con al menos 20 precandidatos en campaña, es indispensable hacer esas alianzas para la primera vuelta, pues quien no las haga no tiene probabilidad de pasar al balotaje.

La elección de presidente se volvió una carrera de tres etapas: la primera, en las elecciones parlamentarias de marzo, donde se deben hacer consultas interpartidistas para conformar alianzas ojalá con un alto componente programático e ideológico.

La segunda, las presidenciales de mayo donde competirán los candidatos de esas alianzas con los que van solos; la última en el balotaje de junio donde seguramente estarán los que hayan conformado las dos alianzas más fuertes. Además habrá una etapa previa en los casos de los partidos con varios precandidatos.

Los grupos de derecha –que a diferencia de la izquierda tienen una vocación de poder que supera los principios y las rencillas personales- entendieron antes la nueva realidad electoral y plantean un mecanismo para llegar unidos a la primera vuelta de mayo.

El caudillo del CD señalará cuál de sus cinco pichones llevará su representación; luego, en marzo harán una consulta interpartidista y escogerán entre el candidato del CD, Marta Lucía Ramírez, el exprocurador y posiblemente Pinzón, para tratar de repetir la coalición del No, ojalá sin tantas mentiras como las confesadas para “emberracar” a la gente en el referendo.

Por el lado del centroizquierda todo es mucho más confuso. Los verdes, aún no tienen el mecanismo que definirá si el candidato es Fajardo, Navarro o Claudia López, ni es claro que quieran participar en una consulta interpartidista en marzo. Esperan repetir el fenómeno de la ola verde de Mockus en el 2010, pero olvidan que ahora enfrentan a dos coaliciones muy fuertes, la de la derecha; y la de Vargas con los caciques electorales de todo el país.

El Partido Liberal está dividido entre quienes optan por el suicidio de dejar la escogencia de su candidato para una consulta abierta en las parlamentarias de marzo y los que quieren definirlo antes de terminar el año para hacer una alianza progresista y en defensa de la paz que, en una consulta interpartidista en marzo, escoja un candidato único que enfrente a la derecha. No hacerlo así, aseguraría la derrota del candidato liberal en la primera vuelta y quizá el triunfo de la derecha.

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