Todos los días las personas que laboran en las cajas registradoras pueden estar expuestas al bisfenol A (BPA), un tóxico reconocido por su amplia gama de efectos, desde reducir la calidad del semen hasta el cáncer. Varios estudios muestran que más del 90 por ciento de las impresoras térmicas tienen concentraciones elevadas de este compuesto, cuya función es facilitar la aparición del color sobre el papel.
El BPA no solo está en el papel de las termoimpresoras, sino en otros tipos de este material, pero la preocupación se centra en las primeras. Los científicos estiman que al sostener en los dedos un recibo generado por estas máquinas durante cinco segundos, pasan a la piel desde 0,2 hasta 6 microgramos de BPA, cuando la piel está seca, pero si está húmeda o grasosa, puede ser diez veces más.
Muchos preguntan si esta cantidad de BPA en la piel llega al torrente sanguíneo. Con seguridad, al menos una fracción, pero hay dudas sobre si será suficiente para causar efectos sobre la salud humana. Investigaciones en el Doctorado en Toxicología Ambiental de la Universidad de Cartagena señalan que este químico tiene el potencial de interactuar con diversas rutas bioquímicas ligadas a multitud de enfermedades, por lo que siempre debemos tener precaución al tocar los recibos en los supermercados, en cajeros automáticos, restaurantes, droguerías y peajes, entre otros.
Muchas de las cajeras en nuestros supermercados están embarazadas y tocan este disruptor endocrino siempre. El BPA puede atravesar la placenta, y el feto puede estar expuesto. Está demostrado que algunas consecuencias de la exposición al BPA en útero pueden verse en las etapas tempranas de la vida de los niños, y en algunos casos, solo al ser adultos, lo cual preocupa aún más.
Otros de los grupos expuestos al BPA de los recibos son los vigilantes de los centros comerciales. Para marcarlos, les pasan el dedo a lo largo, haciendo una raya. El BPA no discrimina entre mujeres y hombres, y puede inducir cáncer de mama o de próstata. Aunque estas asociaciones vienen de modelos con animales y de estudios epidemiológicos, se necesitan nuevas pesquisas para entender y cuantificar mejor el impacto del BPA en nuestras vidas.
Con respeto conmino a todos los comercios de la ciudad y del país, a reemplazar las impresoras térmicas por otras en donde la exposición al BPA sea mínima. Al ciudadano común le sugerimos informarse en internet sobre este tóxico, que todos tenemos en la sangre, y que de una forma u otra, nos causa daño.
@joliverov
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