Columna


Contratenores y castratis

DARÍO MORÓN DÍAZ

19 de noviembre de 2016 12:00 AM

La interrupción del fluido eléctrico en mi apartamento, durante 12 horas, me obligó a retirarme de la biblioteca y del computador. No pude escribir la columna del sábado para este periódico. El ruido ensordecedor de las plantas eléctricas, de los edificios vecinos hizo que saliera a las volandas hacia la calle. A mi regreso al apartamento, a las siete de la noche, ya todo era normal. Revisé el correo y encontré un mensaje de Augusto Beltrán con un título atrayente: “Jaroussky y Bach, ¿y si Dios existiera?”. Era un comentario en la sección cultural de El País, de España, sobre un concierto del contratenor Philippe Jaroussky con la Orquesta Barroca de Friburgo, específicamente sobre la magnífica interpretación de “la Cantata 170 de J.S. Bach”. Para el crítico del diario español la demostración del contratenor Jaroussky y la Orquesta de Friburgo podría asimilarse a: “La explicación es tan elemental como la línea que diferencia la Reforma de la Contrarreforma, concebida esta última desde Trento y la Iglesia de Roma para oponer a la sobriedad protestante la sugestión teatral de una estética exuberante. Llegar a Dios por los sentidos. Que es un camino. El otro es aspirar a hacerlo peldaño a peldaño por la escalera de Bach. ¿Y si Dios existiera?”.

Los contratenores son cantantes líricos, versión moderna de los antiguos castratis. Ese fue el caso de Carlo Broschi, nacido en Bolonia (1705); que adoptó el sobrenombre de Farinelli como agradecimiento a la familia que lo protegió para que estudiara y pudiera desarrollarse como cantante.

Broschi, siendo niño, al parecer por un accidente al montar un caballo sufrió la castración y debió seguir esa carrera como cantante de la música de su tiempo. La mayoría de los castratis eran sometidos a temprana edad por sus padres a la castración debido a que de esa manera, como cantantes adquirían mejor situación económica. Farinelli poseía una voz de soprano modulada, con excelente vibración y entonación.

Por el contrario los modernos contratenores como el caso de Philippe Jaroussky poseen un tipo de voz masculina alta, usan en su interpretación el falsete. Sin embargo, al escucharlos podría decirse que es una voz de soprano muy potente. Los contratenores actúan ahora con mayor frecuencia en óperas barrocas que contienen partes escritas originalmente para castratis con tesituras admisibles para su registro vocal.

Con orquestas como la de Friburgo y sus coros el incremento de la música barroca logró un lugar protagónico y contratenores como Jaroussky, Joaquín Soffredini, Alfred Deller y Andreas Scholl, tienen una resonancia mundial alcanzando exitosas interpretaciones de la música de J. S. Bach, Antonio Vivaldi y Georg Philip Telemann.

dmorond@gmail.com

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