El mercado sí estaba invadido de papa, pero producida aquí mismito, sumercé. Si se hubiera sabido hace dos semanas que el sector agropecuario creció a un ritmo anual de 7,2 por ciento en el segundo trimestre de este año, como anunció el DANE la semana pasada y que el problema de la papa es que se ha producido mucha (la producción creció 13 por ciento en el trimestre), quizá la popularidad de Santos no hubiera caído tanto, el paro no hubiera tenido el apoyo o simpatía de tantos ignorantes útiles y se hubieran evitado decisiones apresuradas del Gobierno que quizá resultarán equivocadas.
Si los paperos hubieran confesado que quemaban llantas y paralizaban el país porque produjeron demasiada papa y se descolgaron los precios nadie les hubiera parado bolas. Era de más impacto responsabilizar a los TLC, porque solo con mencionarlos despiertan reacciones adversas y surgen aliados hasta debajo de las piedras para declarar al campo en crisis por importar papa, cuando traerla de cualquier frontera cuesta mucho más en transporte que lo que le dan por ella en CORABASTOS.
Hasta el gobierno se comió el cuento y se apresuró a anunciar medidas de dudoso impacto o beneficio, cuando lo que se necesita es crear una institucionalidad capaz de responder a la abundancia para evitar que los precios se desplomen con las buenas cosechas.
La producción de otros cultivos también ha sido muy buena. La palma africana y el arroz van bien. El país está lleno de café, porque la producción va para 10 millones de sacos. Que los precios no sean los mejores no es culpa del gobierno y no justifica tratar de tumbarlo, o predicar prematuramente que Santos es pato rengo.
En Colombia todo cambia de la noche a la mañana. El jueves pasado cundía el pesimismo, los empresarios estaban furiosos, el equipo económico hacía maromas para hubiera calma, la coalición del gobierno estaba a punto de deshacerse porque cada uno quería su propio Plan B. Pero el DANE nos sorprendió el viernes con el crecimiento en el segundo trimestre: el PIB creció 4,2 por ciento anual. El agro está en boom y la mayoría de los otros sectores de la economía, excepto la industria y el transporte, crecieron 4 por ciento anual o más. El sector minero no induce al mal holandés y hay algunos efectos del auge de la inversión pública en carreteras e infraestructura que mejorarán el crecimiento del próximo trimestre si se evitan las “hatopistas”.
Los técnicos del DNP creen que el crecimiento en 2013 estará entre el 4 y el 4,5 por ciento y están felices por eso y porque descubrieron que su nueva jefe es muy ejecutiva, lo que puede ser positivo en el comportamiento futuro de la economía y para las perspectivas del Presidente en las próximas elecciones, ahora que no se requiere un Plan B porque la economía va bien, como ya lo sugerían las cifras de desempleo.
Comentarios ()