Columna


Cristo de la Expiración

PADRE RAFAEL CASTILLO TORRES

04 de septiembre de 2016 12:00 AM

Mañana se inicia en la Parroquia de Santo Domingo, la celebración del Jubileo del Santo Cristo de la Expiración, una de las manifestaciones de piedad popular más significativas del pueblo cartagenero. Del 5 al 14 de septiembre, día de su gran fiesta, acogeremos el llamado del papa Francisco que nos dice: “Siempre tenemos necesidad de contemplar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es condición para nuestra salvación. Misericordia: es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia: es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida. Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siempre no obstante el límite de nuestro pecado.” 

El Santo Cristo, cuya imagen se venera en el santuario de Santo Domingo, no tiene el rostro ni los rasgos que las religiones atribuyen al Ser Supremo. Su imagen no es la de un ser omnipotente, inmutable y feliz, ajeno al sufrimiento de los hombres y mujeres. Es la imagen de un Dios humillado que sufre con el pueblo cartagenero sus dolores, sus angustias y su suerte. Cada uno de nosotros ha descubierto que con la cruz, o termina nuestra fe en Jesús, o nos abrimos a una comprensión nueva de un Cristo que, encarnado en nuestro sufrimiento, nos ama de manera increíble.

Siempre que contemplamos su imagen en silencio, intuimos que Jesús es alguien que sufre con nosotros. Nuestra miseria le afecta. Nuestro sufrimiento le salpica. Su vida no transcurre al margen de nuestras penas, de nuestras lágrimas y de nuestras desgracias. Él está en todos los Calvarios que hay en Cartagena. Por eso el Santo Cristo de la Expiración no espera de nosotros una fe frívola y egoísta que piensa solo en caprichos y pretensiones. Él nos quiere mirando hacia el sufrimiento, el abandono y el desamparo de todos los que han sido víctimas de la injusticia. Cada vez que nos acercamos al sufrimiento de cualquier crucificado, de los muchos que hay en Cartagena, nos encontramos con el Santo Cristo de la Expiración. El no quiere que demos rodeos para no toparnos con Él en los hermanos crucificados. Él no quiere que cuando lleguemos a este santuario para comunicarnos con Él, lo hagamos desviando nuestra mirada de los crucificados que están ante nuestros ojos.

Celebrar este Jubileo nos exige tener entrañas de misericordia y reavivar la compasión. Es la única forma de que no se diluya nuestra fe. Que esta fiesta haga de nosotros creyentes contemplativos de todos aquellos que, cerca o lejos de nosotros, viven sufriendo.

 

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