Análisis rápido, a una semana de las votaciones:
Ganador indiscutible: Duque. Pasó de ganar la consulta de la Gran Alianza por Colombia, el 11 de marzo, con cuatro millones de votos, a conseguir siete millones setecientos mil el pasado domingo.
Ganador parcial: Gustavo Petro. Nunca antes la izquierda había conseguido cuatro millones ochocientos cincuenta mil votos. Será un poderoso líder de la oposición en el senado.
Ganadoras colaterales: las encuestadoras. Les pegaron a los porcentajes de cada candidato. El único desfase fue Fajardo, pero incluso en ese caso anunciaron que venía con una aguda tendencia de crecimiento. La excepción: Cifras y Conceptos, cuyas “proyecciones”, que mostraban a Vargas en segunda vuelta, fracasaron estruendosamente y le hicieron daño reputacional a la firma.
Tres grandes perdedores: de la Calle, con apenas cuatrocientos mil votos, un 2%, mucho menos de los raquíticos 638.302 que consiguiera Rafael Pardo, y la mitad del umbral requerido para tener derecho a los reembolsos estatales por reposición de votos. Él y el partido Liberal tendrán que devolver las sumas recibidas. De la Calle pagó su papel como negociador con las Farc y junto con Vargas sufrió la percepción de que eran los candidatos continuistas.
El segundo es Vargas, por supuesto, cuyo millón cuatrocientos mil son un castigo durísimo a un muy serio programa de gobierno. El otro perdedor rotundo fue Santos. El noventa por ciento de los sufragantes votó contra él. Aunque es verdad que Petro es ahora su candidato y que en muchos aspectos es la continuidad de su gestión, no es menos cierto que no lo perciben así quienes votaron por él.
Lección: en las presidenciales las maquinarias pesan cada vez menos y hay más voto de opinión. Lo demuestra el desastre de Vargas. Las maquinarias operan eficientemente en las parlamentarias porque sus jefes se están jugando su propio pellejo. Pero no se movilizan si el candidato presidencial no parece tener opción de éxito. La lógica es cruel: si el candidato parece perdedor, no hay premio para el trabajo y no vale la pena el desgaste.
Los engrasadores de maquinarias debieron perder mucho dinero. Como el partido Liberal, Vargas tiene un consuelo: sus bancadas en el Congreso son muy fuertes y les darán un juego político importante a partir del 20 de julio.
Reconocimiento a la Registraduría: fue rápida y eficiente en la entrega de resultados, más allá de la necesidad de hacer ajustes a la normativa para disminuir los riesgos de errores, manipulaciones y fraudes por los jurados y comisiones escrutadoras.
Vaticinio: triunfo rotundo de Duque en segunda vuelta, con la meta de como mínimo mantener los 15 puntos de ventaja que tuvo sobre Petro hace ocho días.
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