Columna


¿Cuál es mi miedo?

EDUARDO DURÁN GÓMEZ

07 de noviembre de 2016 12:00 AM

Durante dos días en Bogotá, un grupo muy importante de actores de nuestra sociedad, representados en empresarios, políticos, escritores, periodistas y artistas, han decidido reunirse para hacer un análisis de la forma como el miedo está afectando a las personas y a la sociedad en general.

Es un evento que a muchos puede parecer curioso y extraño, pero que tiene un fondo muy importante, porque así no lo queramos reconocer, todas las personas en alguna proporción manejamos miedos que terminan interfiriendo el curso de la vida y produciendo toda clase de efectos nocivos para nuestra existencia, con el ingrediente adicional de que casi nadie reconoce que los tiene y menos que le interfieren hasta la amargura.

Cuando una persona va a tomar una decisión por simple que sea, suele actuar de manera inapropiada y es precisamente cuando acude a pensar en el miedo antes que en los argumentos para actuar. La vida cotidiana nos exige en cada instante tomar toda clase de determinaciones: actuar, significa en alguna forma decidir y cuando no estamos preparados para estructurar rápidamente las decisiones, entonces nos colocamos inmediatamente en el plano de los temores, con un sinnúmero de preguntas que nos hacen llenar de miedo y que nos conducen a que actuemos equivocadamente, o a que simplemente no lleguemos a actuar, cuando dicha actuación es requerida y en la mayoría de los casos absolutamente indispensable.

Si el miedo aparece, un sentimiento negativo se apodera de la mente que nos lleva a imaginar cosas que no son, que nos produce inseguridad, que nos conduce a ponernos en manos del temor y ese sentimiento nos va llevando poco a poco hasta el escenario de la amargura.

Así las cosas, cuando el miedo ya está ahí, y ya hace de las suyas con la persona, comienzan a surgir otras situaciones nocivas: creemos que ser rechazados; pensamos en que no somos reconocidos en la forma debida y anhelada; observamos comportamientos en los demás que no han existido ni existirán.

Después de que el escenario del miedo se completa, entonces se comienzan a anular las facultades del raciocinio y aparecen los comportamientos erráticos que producen las decisiones equivocadas, tomadas bajo presupuestos que no son, que nunca han existido, en donde lo verdaderamente indicado y apropiado resulta opacado y acaso sepultado por el temor.

Estoy seguro que la reflexión sobre este tema, mucho nos ayudará en la vida y mucho le servirá a la sociedad.


edgo01@hotmail.com

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