Columna


Cuando éramos médicos

ADOLFO GÓMEZ AGÁMEZ

07 de diciembre de 2012 12:00 AM

ADOLFO GÓMEZ AGÁMEZ

07 de diciembre de 2012 12:00 AM

El Día del Médico pasa sin son ni ton, no como en otros años que nos reuníamos y celebrábamos entre anécdotas, traguitos y buena comida el hecho de ser médico, pero, parece que todo se ha olvidado y  las leyes que han cambiado la filosofía del hacer medicina.Hoy después de haber leído el libro de Ramón Córdoba Palacio sobre Bioética Fundamental me encuentro con algo digno de analizar porque muchos, entre médicos y profanos, hemos olvidado que ser médicos es mucho más que saber medicina.
Sí, ser médico es un concepto superior al de saber medicina y no basta conocer académicamente lo que la constituye ni dominar todas las técnicas que nos enseñaron como base nuestros maestros y que hemos depurado con postgrados y congresos y que contribuye a un buen ejercicio, pero esto muchas veces puede dar como resultado “un sabedor de la medicina” y a veces un “bárbaro ilustrado”. Ser médico implica una vocación de servicio  y como lo denominara Marañón una vocación de superior categoría, es hacer de la espontánea tendencia de la ayuda consciente y voluntaria una segunda naturaleza que imprime a la existencia del médico y que lo diferencia de las otras profesiones  como un hacedor del bien tal como lo llama la gente común. Obviamente que esta vocación de servicio nos exige, si somos fieles a ella sacrificios y renuncia de variada índole, como son tiempo y económica.
Pero, ¿qué ha pasado?, hoy infortunadamente, pululan gran cantidad de instituciones prestadoras de servicio de salud, cooperativas, promotoras etc., que se interponen entre el médico y el paciente y hacen por puro mercantilismo que el bien buscado de la consulta solo llegue secundariamente, pues lo primordial  es la ganancia económica o política que ellas persiguen, colocando al ser humano en un segundo plano.
Vemos con tristeza cómo se le señala al médico los días de hospitalización, los exámenes paraclínicos, los tratamientos que debe indicar y en algunas ocasiones un don Juan de los Palotes que no es médico, pero que es gerente de algunas de estas empresas, exige el resultado de los exámenes antes que los vea el paciente buscando ahorrarle dinero a la empresa.
Han hecho del médico y del paciente una nueva clase que podemos traducir sin llegar a equívocos como esclavitud profesional y lo peor, además de la  degradación, es sobre el médico quien recae el desprestigio, la desconfianza, las demanda, el 10% menos por pronto pago a los 60 días después de presentadas las cuentas y las tarifas de hambre impuestas por el mismo Gobierno a través del ISS.
Ah, bendita Ley 100 y quien te llevó a la realidad, aunque en el fondo eres buena, en la realidad no estás cumpliendo lo que de ti se esperaba, porque fuiste impuesta sin consulta previa a los médicos  y  te has encargado desde tu vigencia en 1993 de destruir poco a poco la profesión más bella que nos ha dado Dios, la medicina.
Por lo anterior, es que hoy cuando nos acordamos que hay un día para festejar la profesión médica, solo  podemos recordar con nostalgia aquellas tardes de fiesta y de alegría que nos regalaban médicos antiguos que estudiaron para servir con amor y con orgullo y que nunca se sintieron explotados .
Ojalá, en un futuro no muy lejano, se corrija esta situación y los médicos rescatemos la dignidad de nuestra profesión para que lleguemos al final de nuestros días como médicos y no como esclavos o mercaderes de la medicina.
Hoy nada me impide desearles a todos un Feliz Dia del Médico y que Dios bendiga vuestras acciones y llene de prosperidad vuestra vida.

www.clinicadelapieladolfogomez.com
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@A_GomezAgamez

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