Cada año, como alborotando los avisperos de la tristeza, las estadísticas oficiales nos recuerdan que los departamentos más pobres del país bordean las costas colombianas. Y como siempre, luego de tragarme un sapo del tamaño de una catedral, me pregunto: ¿Qué nos pasa en el Caribe colombiano? ¿Por qué no hemos sido capaces de hacer un debate nacional sobre semejante exabrupto del desarrollo regional? ¿Acaso no nos damos cuenta de que Colombia es el único país en el mundo que, teniendo dos litorales, mantiene semejante distorsión del desarrollo territorial? ¿Dónde están nuestros congresistas? ¿Dónde están nuestros gobernantes? ¿Dónde están las Cámaras de Comercio, los gremios, la sociedad civil y las universidades de la región? ¿Quién cuantifica tamaño desperdicio en la asignación de recursos en éste país? ¿Quién mide las perdidas por nuestra falta de competitividad internacional?
Es que la globalización ya no es una moda, es una realidad que nos estalló en la cara. Parte de nuestra tragedia nacional es el bajo crecimiento económico que tenemos como consecuencia de nuestras exportaciones percápita, que dan ganas de llorar. ¿Y saben por qué? Porque siempre hemos tenido una dependencia obsesiva-compulsiva del mercado local. Nos empecinamos en construir un Tíbet empresarial, cuando en realidad teníamos la mejor esquina del centro comercial del mundo para ser potencia en comercio exterior. Pero nos quedamos ahí, ahuevados, y nos terminamos ganado una de las peores competitividades del planeta.
Por eso digo, ¡hagamos el debate! Pero hagamos el debate con altura y sin pedir limosnas o compensaciones, porque no las necesitamos. Hagamos el debate con todo el Caribe y el Pacífico colombiano, unidos, invocando la racionalidad económica e invitemos al Presidente y a su equipo económico para preguntarles ¿por qué Colombia es la única nación del universo que tiene sus regiones costeras tan paupérrimas, cuando el resto de los centros productivos del mundo están alrededor de sus puertos marítimos, buscando competitividades? ¿Quién me responde? ¿Quién me responde hoy por las políticas públicas que fomenten la construcción de infraestructura en el litoral? ¿Quién me responde hoy por las políticas que fomenten la inversión en las costas colombianas? ¿Acaso un dólar invertido en la región no se gana en competitividad, en reducción de la pobreza y en disminución en las disparidades regionales? ¿Acaso no estamos desperdiciando unas 7 millones de hectáreas cultivables y disponibles desde Valledupar a Montería, frente al mar, para la exportación?
Tocará atiborrar las redes sociales de nuestras autoridades locales para que se animen a hacer el debate.
Jorgerumie@gmail.com
Comentarios ()