Columna


Debido a la sensibilidad

RICARDO TROTTI

16 de octubre de 2013 12:02 AM

Aunque parece razonable, no creo apropiada la decisión de varios diarios argentinos que en sus sitios de internet, privan a los lectores de escribir comentarios debajo de las notas referidas a la salud de la presidente Cristina Kirchner.

La política de autorregulación del diario La Nación -implícita en la frase, “Debido a la sensibilidad del tema, la nota está cerrada a comentarios”, de su versión on-line- también implementada por Página 12, Infobae y Ámbito Financiero, pretende evitar convertirse en vehículo de insultos que se prodigan entre lectores o contra la Presidente.

La medida tiene justificativo. Los comentarios son un dolor de cabeza para los medios porque en sociedades polarizadas como la argentina, los usuarios de internet tienden a burlarse y hacer comentarios irónicos, inhibiendo y degradando la discusión. Es un síntoma incentivado por presidentes como Cristina, Nicolás Maduro y Rafael Correa, con discursos insolentes y sarcásticos contra de opositores y críticos de su gestión.

No permitir comentarios, y menos sobre un Presidente, puede ser un privilegio no reservado a otros mortales, que se contraponen a la jurisprudencia interamericana, que indica que los funcionarios públicos están sujetos a un mayor escrutinio por la sociedad.

En épocas de redes sociales y de constante búsqueda por mayores espacios de participación ciudadana, discriminar qué notas pueden o no ser comentadas, puede inducir a los medios a aplicar censura previa, algo que detestan y combaten. Sería preferible no permitir comentarios en ninguna nota, a una política selectiva que puede llevar a errores.

La esencia del periodismo es fiscalizar, criticar y señalar caminos, pero no es su función discriminar. Por ejemplo, se puede ser más prudente o reducir el sensacionalismo en hechos de sangre, pero no se los puede ocultar. Su oficio es mostrarlos, y será la sociedad, los expertos y legisladores, quienes tendrán que interpretarlos y buscar correctivos.

Tampoco se trata de otorgar una patente de corso a los usuarios, ya que los medios también pueden ser responsables (ética y legalmente) ante cualquier apología a la violencia u otros delitos como los de injuria y calumnia. Pero en lugar de censurar, los medios pueden editar, filtrar, ordenar y administrar esos comentarios, siendo bien explícitos con sus usuarios sobre las reglas y los límites de la discusión. Es una tarea cara, claro, pero fundamental para seguir liderando la discusión ciudadana y la agenda pública.

Los comentarios de la gente en los medios pueden ser dolorosos, pero prohibirlos desnaturaliza su función. La autorregulación clama más bien para que sean editados y ordenados, ya que administrar discusiones constructivas será siempre mejor opción.

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