Columna


Decálogo de la ‘Trampa-rencia’

HENRY VERGARA SAGBINI

23 de octubre de 2017 12:00 AM

1. Olvídate de la ética y de la moral. No pierdas tiempo escudriñando el pensamiento de idealistas como Luther King, Gandhi o Pedro Claver que murieron solos y arruinados, pero eso sí, memoriza las estrategias de Maquiavelo, el príncipe del cinismo, la trampa y la emboscada.

2. Desconfía de todo aquel que defienda los Derechos Humanos. Si no logras comprar su conciencia, desprestígialo por el bien de la patria. Recuerda que  las únicas leyes que has jurado respetar  son la del embudo y las que caben en tu bolsillo.

3. Si es para asegurarte el éxito económico y electoral, devórate el presupuesto de acueductos, caminos, escuelas y hospitales. Y si te toca dejar a millones de niños enfermos sin sus tratamientos, y a los comedores infantiles sin alimento, hazlo sin que te tiemble el pulso ni la conciencia, pues asfixiando a los pobres frenas en seco la proliferación de esa  plaga de futuros delincuentes.

4. No creas una palabra a los pregoneros del cambio climático. Son unos locos expertos en predecir catástrofes y cataclismos, cortándole las alas al desarrollo y a  la prosperidad. Jamás claudiques  en  calmar tu avaricia y fortalecer tu poderío, y si para hacerlo precisas masacrar bosques, nidos, desviar ríos, extinguir cañadas, volver cenizas los manglares, ¡hazlo! El mundo es tu parcela.

5. Reconoce en la educación de calidad a tu más encarnizado enemigo. No todos pueden ser doctores, aún se necesitan millones de esclavos  maniatados por la ignorancia que creen en tus pactos de ‘Trampa-rencia’ y que se mueren por uno solo de tus abrazos.  Pero no olvides llevar, durante esos tortuosos recorridos al lado de la plebe, una buena provisión de jabón antiséptico para quitarle de encima a tu piel de cortesano,  el olor a pobreza y gallinazo.

6. Cada  vez que puedas, ve a las iglesias y frente a los altares y  a la multitud, derrama lágrimas de cocodrilo y cerciórate  que todos oigan el  retumbar de tus golpes de pecho.

7. Preserva tu dinastía y desde cuando a tus cachorros les germinen sus dientecitos de leche, enséñales a no tener compasión por presas grandes ni pequeñas.

8. Educa a tus hijos lo mejor que puedas pero  solo en  ciencia y tecnología pues que a ti te corresponde graduarlos en el arte del engaño.

9. No lo olvides: eres un ser privilegiado, escogido por los dioses de la avaricia, a quien  se le tiene prohibido sentir  escrúpulos, pues no es tu responsabilidad la mente de pollo de tus mediocres electores. 

10. Por último, recuerda siempre que si para los demócratas la pulcritud es un tesoro, para ti es un sobre.


Henry Vergara Sagbini

hvsagbini_26@yahoo.es

 

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