Columna


Decisiones atípicas

GERMÁN DANILO HERNÁNDEZ

16 de enero de 2018 12:00 AM

Según las filtraciones informativas, en febrero próximo el presidente de la República convocará a elecciones atípicas en Cartagena; se realizarían el 15 de abril y con ello comenzaría el restablecimiento de los cauces institucionales y democráticos locales, profundamente deteriorados.

Aquí lo atípico no son únicamente las elecciones por el período de gobierno del alcalde, que será menor de dos años, lo es el ambiente político - administrativo, la dilatada decisión de convocar a las urnas, los efectos que implican tres comicios tan seguidos (marzo para Congreso, abril para Alcaldía y mayo para Presidencia), el corto tiempo para hacer campaña formal; y  los  engranajes que comienzan a aceitar algunos candidatos y dirigentes políticos para impedir que todo lo ocurrido, afecte sus propios intereses.

Mientras algunos consideran que Cartagena tocó fondo política y administrativamente  y que urge una reacción sensata y de todas sus fuerzas vivas para retomar el rumbo, haciendo de la grave crisis una oportunidad para reflexionar y actuar de manera conjunta en un redireccionamiento de la ciudad, otros piensan que nada ha cambiado y que las decisiones sobre el destino de la Heroica, al igual que en el pasado, se pueden seguir tomando a puerta cerrada por parte de los “caciques” de siempre, matizadas eventualmente con una dosis de manipulada fe religiosa.

Ante las circunstancias, se requiere que las decisiones de los cartageneros también sean atípicas, pero en el mejor de los sentidos, comprendiendo que hay mucho en juego y que la ciudad no resiste un zarpazo más, un engaño más, una incertidumbre más. La dirigencia política, gremial, empresarial, académica y social y los ciudadanos comunes, a quienes les duele verdaderamente este terruño, tienen el deber y la responsabilidad de actuar.

No pueden generarse falsas expectativas frente a lo que pueda lograr estructuralmente el nuevo alcalde, quien tendrá el compromiso de poner la casa en orden, restablecer la gobernabilidad y el orden institucional, continuar la ejecución de proyectos en curso, e implementar una especie de plan de choque que le permitan ejecutar acciones puntuales para atender necesidades urgentes de la comunidad. No obstante, está en juego la reconstrucción de la democracia local y la estabilidad integral de la ciudad, lo cual no se logrará en escasos 18 meses.

El mejor candidato no solo debe tener visión macro y micro de ciudad, sino la cordura para iniciar un proceso de largo aliento en gobernabilidad, en inversión e inclusión social, de transparencia y de resultados, lo que implica compromisos y alianzas políticas, pero también con diferentes sectores incluyendo a sus comunidades marginadas, que propicien un consenso real por la ciudad y se refrende con la decisión de votar bien.

*Asesor en comunicaciones

germandaniloh@gmail.com

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