Para el presente año la Alcaldía de Cartagena tiene un presupuesto aproximado de un billón 215 mil pesos. Aunque para algunos la cifra puede parecer enorme, lo cierto es que no es suficiente para cubrir las innumerables necesidades de la ciudad y sus habitantes. En consecuencia, la decisión sobre cómo se va a asignar cada peso es, sin duda, el aspecto central de la gestión del Gobierno Distrital.
En el sector privado las decisiones no se toman solo a partir de la intuición de un gerente o de los intereses de un reducido grupo de accionistas. De forma parecida, en el sector público las políticas deben ser formuladas a partir de la comprensión de la problemática y del estudio de las alternativas para su solución. Es claro, entonces, que el aspecto clave para mejorar la asignación de los recursos públicos es que exista información útil y confiable.
Es de lamentar que Cartagena no tenga un sistema público de información de calidad. No obstante, en los últimos años el proyecto ciudadano Cartagena Cómo Vamos (CCV) viene realizando un importante esfuerzo para medir el impacto de las decisiones públicas sobre la calidad de vida de los cartageneros. CCV presenta cada año los resultados de una encuesta de percepción y un informe que se construye a partir de datos emanados de la Alcaldía Distrital.
Aunque la información que produce CCV ha sido clave para formular planes de desarrollo y es usada para la toma de un sinnúmero de decisiones, es imperativo que la Alcaldía fortalezca los soportes técnicos de su gestión. Para ello es fundamental invertir en la creación de un sistema público de información y en la evaluación de las políticas públicas.
Un esfuerzo tal no partiría de cero. La Secretaría de Planeación viene avanzando en el programa MIDAS para ofrecer información georeferenciada de la ciudad en Internet. La Secretaría General desarrolló en años recientes la plataforma SIGOB, que hoy no funciona como se pensó. Y la Unidad de Desarrollo Económico de la Secretaría de Hacienda tenía, hasta hace dos años, un grupo de investigadores que producían y analizaban información sobre la ciudad.
Se trata, por lo tanto, de tener la voluntad política para crear o retomar iniciativas que ayuden a que las decisiones sobre el uso de los recursos públicos se basen en información útil y confiable.
Con la puesta en marcha de una estrategia tal, la labor de proyectos como CCV y de la academia se fortalecerá, pues siempre será necesario tener una mirada externa y poner en la agenda el clamor ciudadano que se recoge en una encuesta de percepción.
*Profesor del Programa de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, UTB.
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