Vergonzoso ha sido ver convertido el Congreso en el escenario, no de ideas y proyectos, sino de la más vil cacería de brujas de la que yo tenga conocimiento. Increíble la saña con que dos o tres fulanos, con pasiones atravesadas, o pagados por las fuerzas del mal gastan el tiempo, la jerarquía, la representación que le dio el pueblo y que deberían dedicar a labores productivas, en dañar la honra ajena.
Y nada menos que la del individuo, el político, el ex presidente más querido por los colombianos, como lo muestran las encuestas aun, 12 años después de haber logrado la Presidencia. Nadie más ha logrado esa hazaña. Amén de lo que fue su obra de gobierno.
Es que al ex presidente Uribe la gente lo quiere, no por bonito, seductor, o lambón, no. Lo quiere la gente por la verraquera que demostró al enfrentar y modificar el status quo, caldo de cultivo de la politiquería criolla que ha vuelto a aparecer en este ya largo gobierno.
Pero no es porque sea quien es; es que ni contra los peores maleantes de este país, ni del mundo se ha enseñado tanto otro ser humano. Pienso que algo falta en nuestra legislación, que sancione este tipo de conductas, provengan de quien provengan, y sean dirigidas contra quien sea.
Eso por un lado. Por el otro, es que ninguno de sus más enconados enemigos está libre de pecado como para tirar piedras. Ni las tirarían contra otro de su misma calaña. Me recuerda la vida en los colegios, donde los más fuertes se la cargan a los más débiles o educados, que terminan siendo los más aplicados e inteligentes por ese mecanismo tan sabio de la compensación biológica, que a quien dota de fuerza, o de lengua en este caso, le quita cerebro, y viceversa.
Uno, ex guerrillero, ingresó a la política amnistiado durante el gobierno de Gaviria; el otro perdió un multimillonario pleito con el Estado colombiano por injerencia de quien se le ha convertido en una obsesión personal, y ataca desde una columna de opinión; y el tercero¸ hijo de un orientador e ideólogo de la Farc muerto en extrañas circunstancias; que así como hay quienes dicen que fue asesinado por el Estado, o los paramilitares, hay quienes lo entienden como víctima de la misma guerrilla, cuando en la UP se les había salidos de control.
Y si esta última versión fuera cierta, hasta podríamos imaginar que está arrodillado ante la Farc para no correr la misma suerte de su padre. O pagado por ella.
Esas peleas de políticos son frecuentes en campaña, para reducirle votos al competidor, pero con curules o cargos ya obtenido carece de sentido, no sea para alimentar bajas pasiones, o tender una cortina de humo (sofisma de distracción) sobre hechos más graves. ¿La Habana?
*Ingeniero Electrónico, MBA
movilyances@gmail.com
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