Columna


Derechos de los animales

RICARDO VÉLEZ PAREJA

27 de enero de 2014 12:02 AM

Comencemos por decir lo obvio. Los animales humanos somos racionales y por tanto pensantes, reflexivos y responsables con el medio ambiente y con el curso que le demos a nuestras vidas. ¿Qué tan responsables hemos sido con la naturaleza, con los otros animales no racionales? Preguntas con respuestas no muy positivas y poco proactivas.

Pero ese es otro tema muy importante y vital sin lugar a dudas. Nos referimos a como tratamos a los otros animales, a los que no tienen raciocinio y por tanto no saben distinguir entre el bien y  el mal. ¿O si sabrán y no nos damos cuenta? En todo caso creemos que el maltrato a los animales racionales e irracionales existe. Las diferencias sociales generan marginamiento de unos con relación a los otros. Parece mentira pero es una realidad que muchos de los que están en estratos altos desprecian a los de estratos más bajos, cuando todos deberíamos  tratarnos racionalmente como seres humanos iguales pero eso se olvida con insólita frecuencia.

El maltrato a todos los animales no solo nos afecta a los animales racionales sino también a los irracionales. Y este es un tema que algunos filósofos han tocado con alguna frecuencia. El filósofo alemán Shopenhauer por ejemplo, decía: “La supuesta ausencia de derechos de los animales, la Zoantropía que muestra actuación hacia ellos no tiene relevancia moral o como se dice en el lenguaje ético no hay deber frente a la criatura, es una de las barbaridades de occidente cuyo origen está en el judaísmo.”

Se dice que la preferencia de una filosofía asiática hacia la tradición cristiana han caracterizado el movimiento. Algunos cristianos han caracterizado el movimiento de derecho de animales y la legislatura sobre protección de intereses de animales en el siglo XIX hasta mediados del siglo XX.

Los animales irracionales también tienen derechos y son capaces - por muy salvajes que sean - de sentir el dolor, sentir agonía y sufrimiento independiente de que no sepan distinguir el bien del mal. Estos tienen el derecho fundamental a no sufrir las agonías que genera el dolor y de esa situación nace el derecho a la seguridad y a ser protegido en su integridad física y sicológica - porque también puede haber tortura sicológica contra esos seres - la mayoría de ellos indefensos, incluyendo por supuesto a los bebés que son los más débiles tanto en los racionales como en los animales irracionales.

Estos - si bien no son sujetos de derechos como los humanos - siempre hay que evitarles el padecimiento y deben ser protegidos en sus intereses básicos de salud y existencia digna. Ya en Estados Unidos hay varias universidades y alrededor de cien facultades de derechos para los animales irracionales, porque se consideran éstos profundamente sensibles.  Las universidades de Harvard, Stanford, Michigan y otras en ese país, enseñan la disposición humana para proteger los derechos fundamentales de los animales irracionales.

Acá en nuestra querida Cartagena, vemos asombrados como maltratan a los caballos que halan las carretas a veces con más de seis personas y los ponen a trotar a lo largo y ancho del casco histórico, como también los llevan a otros barrios aledaños Bocagrande, Manga  o Pie de la Popa y otros cercanos. Los caballos que se utilizan en esta ciudad no tienen unas pesebreras dignas y en muchas ocasiones he visto a caballos cojos, pelados y heridos por el exceso de uso de los  cocheros con los - en muchas ocasiones - raquíticos  y enfermos caballos sobre los cuales bien merecen que las autoridades locales los sancionen cuando explotan o maltratan a las pobres bestias.

Como en otras ciudades del mundo en Cartagena las autoridades  deberían exigir caballos percherones que resistan los embates del clima y el exceso de explotación a las pobres bestias debería desaparecer. Definitivamente hacen falta más controles a los cocheros desbocados que explotan y maltratan a estos pobres animales. Lo esperanzador es que hay personas que se preocupan por esta situación y las autoridades locales ya están tomando cartas en el asunto a través de la UMATA, el DADIS,  el DATT y la CORPORACION DE TURISMO DE CARTAGENA. El Universal ha denunciado estas situaciones en varias ocasiones. Hay que continuar de manera permanente en esta labor educando de alguna manera a los cocheros para que no abusen y exploten a estas bestias irracionales pero seres vivientes que sufren.

*Abogado, escritor, profesor U de C.

rvelezpareja@yahoo.com.co

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