En una sesión del Concejo, analizando uno de los tantos problemas aún por resolver, manifestamos que el futuro de nuestra ciudad dependerá del esfuerzo conjunto de quienes tenemos responsabilidades como dirigentes, pero también de cada habitante de esta hermosa ciudad.
En otra ocasión señalamos que debíamos seguir abriendo puertas para que cada día más trabajemos para mejorar las condiciones de vida en Cartagena, sin distingos de ninguna clase, generando riqueza material y espiritual en cada iniciativa que impulsemos, desde el ámbito público y del privado.
Y lo han dicho en coro también varios colegas, aunque algunos sectores ciudadanos estén más atentos a los aspectos formales que al fondo de las propuestas impulsadas en la corporación. Lo que se ha dicho, y seguiremos diciendo por estar convencidos, es que el desarrollo de Cartagena y el bienestar de sus habitantes solo será posible con el esfuerzo de todos.
Debería preocupar lo que comenzó a darse en vísperas como estamos de las elecciones para elegir los próximos mandatarios de Bolívar y Cartagena, así como a los dirigentes que integrarán durante los próximos cuatro años la Asamblea departamental, el Concejo y las juntas administradoras del Distrito.
Me refiero a la guerra sucia que quizá a espaldas de sus jefes, los seguidores de algunas campañas declararon contra quienes consideran rivales, abriendo heridas que podrían tardar en sanar o, peor, dejarían huellas imborrables en un tejido social que ha costado tanto trabajo establecer.
Elegir a quienes deban regir el Distrito y el Departamento es de capital importancia, pero debe ser un derecho que debe ejercerse, o dejar de hacerlo, sin presiones, libremente, en medio de un ambiente sano, culto, responsable, y no en un campo de batalla -aunque virtual, como el que hoy usan algunos- donde suelen causarse heridas que deberían evitarse en toda sociedad civilizada.
Los insultos de parte y parte, señalamientos faltos de rigor y descalificaciones sin fundamentos, principalmente a través de las redes sociales, que para muchos podrían parecer inofensivos, suelen causar daños irreparables en una democracia que aún debe fortalecerse en valores.
Si lo que hemos dicho, y cada día más personas están de acuerdo con ello, es que para promover el progreso de Bolívar y Cartagena y mejorar la calidad de vida de sus habitantes hay que sumar los esfuerzos de todos, lo primero que hay que evitar es que, por la calentura de una campaña, nos dividamos aún más de lo que estamos.
*Concejal del Partido Cambio Radical
clamuro13@gmail.com
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