Columna


Descifrando el artilugio

RAFAEL VERGARA NAVARRO

13 de agosto de 2016 12:00 AM

En la isla del Diablo, en la bahía interior de Cartagena, Compas remplazó a muelles El Bosque, y valga decir, continuará el relleno antecedente y ocupará con relleno 4,8 has del cuerpo de agua, si le autorizan la solicitud de ampliar su patio de carga.

Liderados por la ANI (Agencia Nacional de Infraestructura) al ampliar la línea de atraque, el nuevo relleno busca pegar la isla al continente y, al hacerlo modificará el territorio del Distrito y las competencias, incluida la del seguimiento ambiental de la operación.

Ya no habrá aguas competencia de Dimar sino suelo distrital rellenado. ¿Qué ley le permite hoy a Compas, y a otros, rellenar de manera constante “nuestra” Bahía? ¿De dónde provendrá el material para hacerlo? ¿Será del dragado que paga el Estado en el canal de Bocachica? ¿Quién autoriza cambiar el uso del suelo y privatizarlo? ¿Quién autoriza la licencia o permiso ambiental para ampliarse? ¿Acaso -como en el pasado- Cardique lo autorizará dentro de un plan de manejo como reordenación de orillas?

Dado el impacto de movilidad y ambiental y al patrimonio público, la Junta de Acción Comunal del Bosque, ediles de la alcaldía local y los ciudadanos deben hablar, pronunciarse, igual que los concejales, la Contraloría y Procuraduría General.

En relación con la adaptación al cambio climático no rellenar es vital. Si se abre más la puerta a los privados de sacar suelo eliminando espacios de captación de aguas, queda claro que otros tienen el mismo derecho en el sitio de operación. Si la ANI es gestora debe decirle al país en qué disposición sustenta la conversión de las aguas en un “baldío” concesionable y cuál es la capacidad de carga de la bahía, el límite.

¿Acaso también  el estado aportará el material de relleno? ¿Cuál es el artilugio que permite transferir lo público a manos privadas?

Dirán que el “terreno emergido” es público y por eso se otorga la concesión transfiriendo uso y goce, no la disposición. Pero la realidad es otra: los concesionados no lo venderán, el objetivo es integrarlo al puerto. Si venden lo cobrarán como propio, incluyen la concesión.

¿Cuánto pagarán por el uso de lo que era de todos? Predial no pagarán porque el relleno -ahora llamado “baldío”- es de la “Nación”. No es reordenación de orilla, entonces ¿cuál es la entidad que hará el milagro de convertir el relleno en “acreción antrópica”?

Un verdadero artilugio.

Hablan de baldíos y ellos son bienes del Estado que pueden ser adquiridos por los particulares vía posesión y prescripción. ¿Puede un pedazo de la bahía serlo? Seamos francos, esto será una invasión bendecida o mejor “legalizada” y de acuerdo con la ley 1617/13 la magia, perdón, el ritual, exige que el alcalde firme, ¿Manolo irá?

 

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