El mismo día que el DANE anunció que en Colombia el PIB solo creció 2,1% en el trimestre, el gobierno de Estados Unidos informó que su economía creció 3,1% en el mismo período. Parece una pequeña diferencia pero son dos mediciones distintas, que al presentarse juntas, confunden y disimulan el enorme frenazo de la economía colombiana.
Los gringos miden el crecimiento del PIB en un trimestre, respecto del trimestre inmediatamente anterior (en este caso fue de 0,77%) y lo multiplican por 4 para ver la tasa de crecimiento anual equivalente. Así llegan al 3,1%. Una metodología similar usa la OECD para los países desarrollados.
En Colombia se toma el PIB de julio-septiembre y se compara con los mismos meses del año anterior, y así se llega a la tasa de crecimiento del 2,1%. Con la misma metodología de EE.UU, nuestro PIB sería alarmante porque indica el comienzo de una recesión.
Frente al trimestre abril-junio de este año, el PIB del último trimestre cayó 0,7%, lo que da una tasa anual negativa (-2,8%). Es decir, ¡la economía se contrajo en lugar de crecer! Es uno de los resultados más malos de la historia reciente del país, pues solo en las crisis de 1999 y de 2008 hubo un trimestre con una contracción mayor.
Las causas del comportamiento tan negativo son claras: el estancamiento de la producción industrial, el frenazo de la locomotora minera y sobre todo la gran caída de la construcción de viviendas y las obras civiles (con la metodología gringa ¡el decrecimiento del trimestre fue del 53%!). Las autoridades dicen que son fenómenos transitorios que se deben superar pronto. Puede ser cierto, pero también es cierto que manifiestan la vulnerabilidad de la economía colombiana y por lo tanto pueden repetirse.
En el caso de la industria, el presidente de la ANDI señaló que su caída se debe a la revaluación y a la competencia de las importaciones baratas, situación que no se va a corregir, antes por el contrario va a empeorar con los TLC con Corea y Europa.
Petróleo y minería dependen de los precios internacionales, en los que no se esperan incrementos sino, en el mejor de los casos, que se mantengan en los niveles actuales. En estos dos sectores es donde más se evidencia la vulnerabilidad de la economía colombiana frente a los choques externos.
La situación de la construcción es diferente porque está afectada por factores internos como las decisiones políticas y la situación fiscal, o el posible estallido de la burbuja de precios de la vivienda en ciudades como Bogotá. Este sector sí puede recuperarse pronto, pero seguirá sometido a fluctuaciones cíclicas.
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COLETILLA. El Banco de la República reaccionó rápido frente a la desaceleración de la economía, bajando sus tasas de interés para tratar de estimular la demanda. Es una respuesta acertada de política monetaria anticíclica, pero no es una receta que funcione automáticamente, sino que necesita que se transmita a los consumidores y empresarios con rebajas en los intereses de los créditos.
Hay que revisar este canal de transmisión que en los últimos meses no ha funcionado, pues la tasa DTF no ha bajado a la par con la tasa del República.
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