Columna


Eco

PEDRO CAVIEDES

22 de febrero de 2014 12:15 AM

“¿Cómo me siento? Con miedo, mucho miedo. Siempre decíamos: ‘ojalá se prenda un rollo, para salir de este gobierno’, pero ahora que estamos en el rollo y vemos gente muriendo, ves la realidad y el sacrificio de mucha gente, gente joven que ha perdido la vida por protestar”. Estas palabras de una estudiante venezolana expresadas a través de una carta, sintetizan el terror, la rabia y la impotencia, que rodean a un pueblo sumido en una sangrienta represión, ejercida por una dictadura salvaje, que cada día que pasa enraíza más sus tentáculos.

Los videos que se pueden ver a través de las redes sociales, aceleran de la rabia el corazón. Es el reino del caos y la anarquía. Es la institución que jura proteger a sus ciudadanos, atacándolos a sangre fría. Es el delito organizado como un ala del gobierno, matando al pueblo que sobre la Constitución juró proteger. El sistema es maldito. Primero aparecen comandos de motociclistas armados (llamados colectivos) que atacan como avispas, disparando sin pudor a los manifestantes desarmados; después aparece la Guardia Nacional con sus tanquetas (ballenas les llaman) lanzando chorros de agua, fusiles y gases lacrimógenos, y barren con lo poco que queda de los manifestantes. Y al otro día aparece el flamante dictador, el heredero del ‘trono’ del Socialismo del Siglo XXI, a culpar a los otros, por los muertos que él causó.

Yo sinceramente nunca había visto tanto cobarde junto. Creen que una pistola les hace más hombres. Son gallinas con las plumas henchidas de poder, que en el fondo no son más que ratoncitos asustados, que temen a la justicia, a la verdad, al debate directo y la competencia sin trampa. Como duele ese pueblo atacado. Como duelen las vidas truncadas. Bolívar, ese que enfrentó con valores a un ejército poderoso y venció, debe revolcarse en su tumba cada vez que estos cobardes evocan, maltratan y vejan su nombre. Bolívar debe revolcarse en su tumba viendo a los que se han tomado a su patria amada.

¿Quién puede salvar al pueblo venezolano? ¿Dónde está la OEA? ¿Dónde está la Corte Interamericana de Derechos Humanos? ¿Dónde está la ONU? No puede ser que la apatía llegue a tanto. ¿Dónde están los líderes de este continente, clamando porque pare la carnicería? No puede ser que los intereses ya sobrepasen los valores de la vida y de la libertad, y prefiramos el silencio y los dólares. No puede ser que la verborrea del tal Maduro, calle la boca a la solidaridad y a la razón.  

“Tengo miedo” también dijo el poeta Neruda. “… Sin embargo en mis ojos una pregunta existe y hay un grito en mi boca que mi boca no grita. ¡No hay oído en la tierra que oiga mi queja triste abandonada en medio de la tierra infinita!”.

Venezuela grita.

Pero el mundo no le hace eco.

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS