Es muy interesante la propuesta que le prepara el Consejo Gremial al Gobierno para que venda sus acciones de Ecopetrol, no tanto por el contenido, aunque es de gran importancia, sino porque marca un novedoso cambio de actitud del sector privado. Parece que los gremios sienten que el nuevo Gobierno es de ellos y para ellos, y por eso tienen libertad de hacer propuestas audaces sin pretender que lo hacen desinteresadamente.
La venta de Ecopetrol es más compleja que las privatizaciones que se han llevado a cabo. Cuando se vendieron bancos públicos o nacionalizados a agentes privados, era mejor que los bancos tuvieran propietarios, y no que los controlaran funcionarios que comenzaban a actuar como dueños. La venta de ISAGEN generó recursos para financiar inversiones prioritarias y contribuyó a que las decisiones del sector eléctrico no permanecieran exclusivamente en la misma órbita de control de las demás hidroeléctricas antioqueñas. Los puertos privatizados eran un desastre en manos de sindicatos insaciables. Ecopetrol es mucho más grande, es un monopolio y es mucho más crítico para el Gobierno que esas otras privatizaciones.
Portafolio informa que el valor estimado del patrimonio de esa empresa está entre $130 y $160 billones. Es posible que ese avalúo preliminar subestime el valor real de la empresa, pero en todo caso, el valor de Ecopetrol es superior o del orden del 15 por ciento del PIB.
¿Estaría bien que un solo gobierno tomara decisiones sobre recursos de esa magnitud, que equivalen a 30 reformas tributarias? Sería más equilibrado que esa capacidad de financiar inversiones se distribuyera por lo menos entre cinco administraciones sucesivas distintas, aunque el precio por acción de un paquete minoritario es inferior al que se obtendría si se vende el control. Por otra parte, quien lo adquiera, compra poder económico, poder monopólico y poder decisorio sobre un sector crítico y estratégico de la economía. Todo esto parece indicar que no se debe vender más del 20 por ciento de las acciones.
¿Cuáles serían los proyectos para financiar con esa venta? Esta inquietud se debe resolver demostrando que tienen sentido económico, pero también en términos políticos. El sector sindical ya anunció que se opondrá, otros que están a favor se resistirán a que financie el programa de desarrollo rural, o los programas de atención a la primera infancia que probablemente son económicamente más rentables que las alternativas que contempla el Consejo Gremial, que generan mayor rentabilidad financiera privada. Adicionalmente se tiene que estudiar cómo reemplazará el Gobierno el flujo de caja al que renuncia al vender y el riesgo que asume. Sale de un activo que aprendió a manejar con dificultades para poner esos recursos en manos de administradores o ingenieros, como los que han estado a cargo de los recientes maxidescalabros en construcción de infraestructura. No va será una decisión fácil.
#Rechacen los asesinatos de líderes sociales, no los justifiquen.
*Economista
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