El 25 de julio, el senador Juan Manuel Galán propuso legalizar la marihuana terapéutica. La iniciativa la respaldó el presidente Santos. Legalizar la cannabis con fines médicos es una tendencia mundial y más de 23 países lo han hecho porque según evidencias recopiladas en los últimos años, es eficaz para aliviar los síntomas de enfermedades como el glaucoma, esclerosis múltiple y fibromialgia.
En simultánea parece que sirve como analgésico en algunas neuropatías, para paliar los efectos colaterales de la quimioterapia en cáncer y para combatir la anorexia asociada al SIDA. Esta seguidilla de virtudes hará que en poco tiempo la marihuana supere el mítico Bálsamo de Fierabrás, citado en El Quijote.
Las primeras referencias de la marihuana se remontan al 2227 AC. Se dice que en China fue donde por primera vez avizoraron sus virtudes terapéuticas; de allí pasó a la India en donde se utilizó como textil y en actos rituales y más tarde llegó a la actual Europa. Herodoto la cita en el libro IV de su obra “Los Nueve Libros de Historia” en un párrafo en donde alaba las virtudes de esta planta como tela y como sahumerio euforizante (Ed. Jackson, Página 241). En Roma se usó en la época de imperio para mitigar los cólicos menstruales y para el asma.
En Colombia entró a comienzos del siglo XX por la costa Caribe de la mano de obreros antillanos y se expandió por todo el país. Era famosa por su calidad “La mona”, cultivada en la Sierra Nevada. En Barranquilla se desarrolló una jerga referente a la marihuana. Por ejemplo, al papel para enrrollarla le decían “La Manta”. García Márquez habla de esto en el Otoño del Patriarca cuando se refiere a “la manta de bandera en el delirio perpetuo del paraíso mítico del Negro Adán”.
A propósito del papel, un personaje de Cartagena, fumador inveterado de cannabis, en una parranda se consumió todas las hojas del Evangelio de San Lucas, tras lo cual, en medio de la “traba” le decía a su contertulio: “No joda, Lucas era un man legal”.
Volviendo al tema: si bien a la marihuana sirve como remedio para aliviar los síntomas de varias enfermedades, el problema radica en cómo evitar que el uso terapéutico no se convierta en un pretexto para que se desmadre su uso recreativo, el cual no es inocuo, ya que varios estudios han demostrado que fumarla consuetudinariamente puede producir cáncer pulmonar y pérdida de memoria, paranoia y otros síntomas.
Me parece que si bien es cierto que la marihuana es buena para varias patologías, debería ser autorizada en spray para uso sublingual, pero no que se legalice su uso inhalada, pues de allí al uso recreativo indiscriminado no hay sino un paso. Y esto, parafraseando a Talleyrand, sería, peor que un crimen, un error.
*Columnista
menrodster@gmail.com
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