Columna


El derecho a no ser rico

ÓSCAR DOMÍNGUEZ G.

01 de febrero de 2016 12:00 AM

Un tal Alan Brian de la Irish Lottery in English (¿) , de Londres,  me informa por correo que me he ganado un millón trescientas mil libras esterlinas y solicita mis coordenadas. Le he escrito al tipo:

Pena me da con usted, pero no me quiero ganar millón y pico de libras. Con el estatus  de rico tendría que cambiar de amores, barrio, ropa, desodorante, parientes y amigos. No quiero cambiar de acera cuando me encuentre en la calle conocidos que tienen el almuerzo embolatado.

No creo en minas con tanto oro. Además, ¿qué haría con esa fortuna? He sido un rico sin plata. No tengo mayores quejas de la fortuna. Ni del azar.

Con tanta plata debería renunciar a las viandas que elevan mi colesterol a niveles que me tienen pagando entierro con la factura de la energía.

Mejor sigo  muriéndome por cómodas cuotas mensuales. No me voy a quedar pa’semilla. Tampoco quiero ser el más rico del cementerio.

¿Qué tal este pecho comiendo sushi o champaña para tener en qué gastarse las  libras?

Asume usted que para disfrutar de una salida o puesta del sol, hay que presentar tarjeta de crédito. O  acreditar la condición de marinero de agua dulce de Internet.
Me niega la alegría de saber que nadie está esperando que estire la pata para caerle a “mi flaca bolsa de irónica artimética”.

Sin plata tendré pocos amigos, pero esos pocos  me durarán más que una amante fea.

¿No será mejor que con la platica que dizque me gané le den brillo y esplendor al Big  Ben y a sus trece toneladas de peso?

Con plata adquirida  en esa lotería que nunca compré,  podría adquirir cachivaches que no necesito. Más vale tener poco que necesitar mucho.

Mr. Alan, seguiré disfrutando  del proletario bus. Si le acepto volverme rico empezaría a figurar en la agenda de delincuentes comunes y no comunes que trabajan con la fortuna ajena.

Defiendo  el discreto anonimato del sujeto que figura en el directorio telefónico. No quiero hacer méritos para tener la casa por cárcel. Prefiero tener la libertad por cadena perpetua.

Quédese con las libras que yo seguiré mi andadura ligero de equipaje. A otro perro con ese hueso, tumbador &%$#”.

oscardominguezg@outlook.com

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