Según El Tiempo, el 24 de agosto el ejército Turco intervino en Siria para evitar que creciera un conglomerado de kurdos que podría configurar un embrión de Estado, en razón de que la pesadilla más grande de Turquía es la creación de un Estado Kurdo. Los kurdos, unos 31 millones de personas, están en cinco países: Irak, Irán, Turquía, Siria y Armenia, ya que fueron víctimas de los juegos de poder de la potencias europeas en el siglo XX y son una de las llamadas “papas calientes” del Oriente Medio, entre otras cosas porque un tercio del petróleo de Irak y una parte importante del de Irán, está en regiones del por ellos denominado Kurdistán, que reclaman como su territorio.
Este solo hecho convierte el “problema kurdo” en espinoso, pues ninguna de las naciones en donde ellos residen, parece dispuesta a ceder ni un centímetro de su territorio para la crear la república del Kurdistán, una aspiración histórica de esta minoría étnica.
El sufrimiento de los kurdos es antiguo. Su momento de mayor gloria fue 1187, cuando el príncipe kurdo, Saladino, al frente de un ejército poderoso formado por miles de guerreros musulmanes derrotó aparatosamente a los cruzados anglosajones, germanos y francos en la batalla de Hattin (1187) y logró además de un control territorial importante, recuperar Jerusalén, lo que provocó la reacción de las potencias occidentales y el inicio de la Tercera Cruzada. Siglos después, en 1514, luego de la “Paz de Chaldiran”, el Kurdistán quedó dividido: una parte le tocó al imperio otomano y la otra quedó bajo el dominio persa.
Al concluir la Primera Guerra Mundial, el tratado de Sevres (1920) firmado por Gran Bretaña, Italia, Francia y el Imperio Otomano contemplaba crear un Kurdistán autónomo, pero en el tratado de Lausana (1923), en el cual se establecieron las fronteras de la Turquía moderna, se invalidó el tratado de Sevres y le hicieron “mamola” a los kurdos, con el resultado de que estos quedaron repartidos entre los cinco estados en los cuales viven. En 1945 se creó la República Autónoma del Kurdistán, pero esta fue efímera, ya que las tensiones y los intereses de las potencias que participaron en la Guerra Fría, hicieron fugaz la naciente república. En esta etapa transitoria, nacieron los movimientos kurdos independentistas. El genocidio contra los kurdos en los últimos años ha sido atroz, unos cuantos datos así lo corroboran: Sadam Husseín asesinó con armas químicas a miles de ellos en 1988; desde 1990 han sido quemadas más de 10.000 aldeas kurdas y en los territorios donde habitan se han sembrado más de 25 millones de minas antipersonales. Este es el drama Kurdo, una pesadilla atroz.
*Columnista
Sadam Husseín asesinó con armas químicas a miles de ellos en 1988; desde 1990 han sido quemadas más de 10.000 aldeas kurdas (...)
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