Columna


El engaño lácteo

JOSÉ FÉLIX LAFAURIE RIVERA

20 de septiembre de 2015 12:00 AM

Desde el mes de marzo, cuando el gremio ganadero solicitó revisar la fórmula para el pago de leche al productor, la industria se atravesó con el argumento de que el país estaba “enlechado”.
En junio, en una reunión en el despacho del ministro de Agricultura, los industriales insistieron en la enlechada, y solicitaron apoyo para exportar los excedentes con recursos del Fondo de Estabilización de Precios, FEP, es decir, con la plata de los ganaderos.
En esa ocasión les demostré, al dueño de Alquería y al Gerente de Colanta, que era inútil exportar cuando en el mercado internacional estaba a US$2.000/ton, y que ellos no podían hacerlo en menos de US$5.000. Era imposible que el FEP les regalara 3.000 dólares por tonelada.
Sin embargo, el Gobierno cedió y reabrió el programa de compensación a exportaciones y compras públicas.
No obstante, con una compensación de apenas $941.000 por tonelada-, Colanta exportó ¡a Venezuela!, y por las de julio recibió $1.882 millones del FEP, redondeando un total de ¡$7.233 millones! que salen del aporte de los ganaderos al FEP, al que los cooperados de Colanta no han contribuido.
¿Por qué los recursos de los ganaderos que pagan Cuota de Fomento deben entregarse a una empresa que se ha negado a aportarla?
La exención que obtuvo Colanta para las cooperativas le ha representado ingresos por más de ¡$51.000 millones!, sin dejar de beneficiarse de los programas del FNG y del FEP.
¿Por qué la industria importaba 18.000 toneladas de leche mientras gritaba su enlechada? ¿Para qué? ¿Para sobreenlecharse? ¿Para reexportarla con apoyo del FEP? ¿Para hacer negocios con Venezuela?
¿Por qué, apenas dos meses después de declararse “enlechada”, sale a decir que otra vez hay escasez?
A pesar del verano y de todos los problemas de los ganaderos con sequías y falta de pastos óptimos, la industria tiene amplio margen para obtener leche nacionalmente, pues solo acopia el 50% de la producida. Colanta absorbe el 28% del acopio formal, y solo tres empresas -con Alpina y Alquería- completan casi el 50%.
Las 27 del exclusivo club de Asoleche, sin Colanta, hacen el 42% del acopio formal, y con ella, el 70%.
No es difícil entender quién manda en este negocio, frente a 350.000 ganaderos, la mayoría campesinos que hacen parte de la pobreza rural. ¿No será que son pobres, entre otras causas, porque no reciben un precio justo por su leche?
Nota bene. La tapa de la olla: Asoleche, que ha expoliado a los ganaderos con el precio, hoy se erige en su defensora y funge de emisaria de malquerencias y mentiras ajenas, que buscan presionar al Ministerio para quitarle a Fedegán la administración del FNG, que afortunadamente goza de muy buena salud.

*Presidente Ejecutivo de Fedegán

 

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