Columna


El Papa Francisco y el tango

REDACCIÓN COLOMBIA

02 de junio de 2013 12:00 AM

MARTÍN ALONSO PINZÓN

02 de junio de 2013 12:00 AM

Nada más grato y oportuno que aprovechar el pasado feriado de la Semana Mayor para leer, además de los textos religiosos, como el Triduo Pascual, aquellos libros que reservamos para estas ocasiones de fructífero reposo.
Entre esos libros y otros que silenciosos y pacientes nos hacen guiños desde el velador, escogí “El Jesuita”, editado por Vergara en Buenos Aires y que reúne las conversaciones  de dos expertos periodistas, Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti con el entonces Cardenal Jorge Bergoglio, hoy Papa Francisco.
El prologuista es el rabino Abraham Skorka, buen amigo del Papa Francisco. Como advierte el prologuista, debe ser la primera vez que un rabino prologa un texto con el pensamiento de un sacerdote católico, quien era a la sazón el Cardenal Primado de la Iglesia argentina y hoy es el sucesor de Pedro en Roma. El Cardenal Bergoglio, en gesto de recíproca amistad y señal de reencuentro con la religiosidad judía, escribió en 2006 el prólogo de un libro del rabino Skorka.
“El Jesuita” se lee fácilmente durante horas sin interrupción. La rica personalidad de Bergoglio, su espiritualidad, su vocación sacerdotal de servicio al prójimo, especialmente a los pobres, sus ideas y valores cristianos, sus opiniones sociales, por ejemplo, de la historia política de Argentina, su estilo apostólico de cura de a pie y la austeridad de su vida, su censura clara de los escándalos de algunos miembros de la Iglesia y su defensa de los derechos humanos frente a la dictadura, en fin, todo ello encuentra el lector en “El Jesuita.”  Pero encuentra además informaciones gratas sobre la personalidad, las preferencias y aficiones del Papá Francisco.
Por ejemplo, su amistad con su compatriota Borges, a quien define como un “hombre sapiencial... y un agnóstico que todas las noches rezaba el Padrenuestro porque se lo había prometido a su madre.”
Bergoglio confiesa haber leído cuatro veces “La Divina Comedia”, gustar de la poesía del alemán Hölderin y de las obras del ruso Dostoievsky. Declara también su predilección por las sinfonías de Beethoven y las obras de Wagner y por el tango.
Sí, por el tango, considerado hace cien años como lascivo. Entre sus cantantes preferidos menciona a Gardel, Julio Sosa y Ada Falcón, quien después se convirtió en monja. Cuando acudió a dar la extremaunción a la cantante Azucena Maizani se encontró con Virgina Luque y Hugo del Carril. El Papa Francisco admira a Astor Piazzola y a la antigua orquesta de D’Arienzo. Confiesa finalmente que bailó tango en su juventud, como todo argentino, pero prefería la milonga.
Transmito estos gratísimos y humanos datos del Papa Francisco a mis  queridos amigos tangófilos, Carlos Villalba y Augusto Beltrán en recuerdo de noches cartageneras en tiempos idos de juvenil bohemia, más literaria que etílica.

malonsop@prisa.cl

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