Columna


El reto de la paz

EDUARDO DURÁN GÓMEZ

14 de noviembre de 2013 12:15 AM

Las conjeturas que se tejen sobre la paz, dan para que toda clase de opiniones, favorables o adversas, coexistan en medio de un anhelo que en el fondo todos añoramos, pero que las circunstancias políticas hacen disfrazar para darle cabida a las más diversas situaciones personalistas que generan confusión y muchas veces hacen que las acciones no sean las apropiadas para impulsar verdaderamente el objetivo.

Hablar de paz en medio de una cadena de fracasos no es fácil, porque la credibilidad ha sido afectada sistemáticamente y en la medida en que el proceso no ha sido rápido ha permitido que ahora concurra con un debate electoral en donde afloran intereses ocultos que pretenden sacar tajadas a la hora de alcanzar los objetivos electorales.

Lo importante de este experimento es que las partes de la negociación no se dejen permear de esos “intereses agazapados” como los llamaba el doctor Otto Morales y marchen con firmeza hacia el objetivo definitivo, con la conciencia de que cada paso es firme y conlleva el claro propósito de avanzar y consolidar un objetivo.

Para destrabar ese proceso y hacerlo práctico, firme y creíble, se deben tener en cuenta elementos claros e insustituibles: Creatividad, innovación, reflexión sincera sobre el pasado y buena fe, instrumentos imprescindibles para que pueda haber esperanza. Si no se comienza con esos elementos, todos pensaremos que se trata de, más de lo mismo, y de intentos desesperados sin rumbo y sin seriedad. Si así se llega a proceder, será posible la credibilidad y sostenibilidad, pues se podrá apreciar que se parte de objetivos claros, novedosos y acertados.

La necesidad de un nuevo discurso que sea capaz de construir un escenario sin muertos, sin secuestros, sin boleteos, sin actos terroristas, es el mejor ingrediente para advertir que se trata de algo distinto que destruye las trabas atávicas y que edifica una verdadera esperanza.

A esto se agregaría la necesidad de recoger experiencias de otros países que sí han podido alcanzar la paz ya que esas fórmulas permitieron experimentos duraderos en el tiempo. Muchas cosas están ya inventadas y se pueden aprovechar con la certeza de que son fórmulas validadas con la prueba de la experiencia.

La capacidad verdadera de los líderes está en la creatividad para diseñar los procesos y en la efectividad para alcanzar los objetivos en plazos cortos. Este extenso recorrido que hemos tenido en cinco décadas, ha demostrado que ese liderazgo de la paz no lo hemos tenido nunca. ¿Aparecerá ahora?. Amanecerá y veremos.

edgo01@hotmail.com

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