Columna


El sexo de los ángeles

CARMELO DUEÑAS CASTELL

07 de noviembre de 2018 12:04 AM

La separación de sexos en la naturaleza puede parecer sencilla: gallo y gallina, vaca y toro, etc. Sin embargo, tal separación es muy rara en las plantas, pues la mayoría son hermafroditas, esto es, tienen ambos órganos sexuales. Solo un 6% de las plantas tiene una clara separación de sexos (espárragos, papaya, marihuana, entre otras). Los animales tienen antiquísimos cromosomas sexuales; en las plantas, por el contrario, estos aparecieron recientemente (pocos millones de años). La revista Science reporta que los científicos descubrieron que las fresas, los seres vivos con los cromosomas sexuales más jóvenes, han hecho una reciente transición, un gran salto entre macho y hembra. Los exóticos saltos implicarían que las diferencias de sexo, al menos en las plantas, pueden cambiar más rápido de lo esperado.

En el último número de Nature se menciona un artículo de The New York Times, que filtró un borrador según el cual el Departamento de Salud de los Estados Unidos pretende establecer una definición legal de si una persona es hombre o mujer basándose, única y exclusivamente, en los genitales externos con los que nace. El documento plantea como alternativa, en casos de ambigüedad, el empleo de pruebas genéticas. Los medios la han calificado como una terrible idea, sin fundamento científico y que haría retroceder varias décadas de progreso en comprensión y tolerancia. Dice el artículo que una de cada 100 personas tiene trastornos del desarrollo sexual, cambios hormonales, variaciones genéticas o ambigüedades anatómicas que hacen casi imposible definir su género.

La academia estadounidense de Pediatría recomienda tratar a las personas de acuerdo a su género preferido, independiente de la anatomía o la genética. En contravía con la administración estadounidense, la prensa considera que la identidad sexual es una construcción, una mixtura, de características corporales internas y externas, diferencias biológicas, genéticas, sociales, culturales y conductuales. Por ello la propuesta generaría más discriminación y la exclusión de todos aquellos que no están incluidos en las categorías binarias de hombre y mujer y que, querámoslo o no, existen.

Cuenta la leyenda que, hace casi 600 años, mientras los turcos estaban a punto de arrasar con Bizancio, y todo su imperio, filósofos, teólogos, políticos, y el pueblo entero, se devanaban los sesos discutiendo sobre cuál es el sexo de los ángeles. Así parece ocurrir con tantas cosas de la administración Trump que genera propuestas absurdas para pescar en el río revuelto de sus incoherentes discusiones sobre inmigración, salud, etc., mientras genera más problemas raciales y sociales dentro y allende sus fronteras. Bueno, por acá tampoco nos salvamos con toda la fútil alharaca sobre la ley anticorrupción y los impuestos.

*Profesor Universidad de Cartagena

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