Columna


El Túnel de Crespo

LACYDES CORTÉS

05 de noviembre de 2014 12:02 AM

“¿Qué pasa con el túnel de Crespo?”, se pregunta el editorial de El Universal (21.10.2014) y él mismo responde: “Lo que pasó con el Túnel de Crespo es recurrente aquí: se inician obras a la luz del día y sólo cuando están muy adelantadas surgen las críticas que debieron hacerse antes de comenzar”. Sé que no es políticamente correcto referirse ahora en términos positivos a lo que ha sido calificado de “adefesio” y de “esperpento”. Sé también que me lloverán rayos y centellas, pero las cosas hay que decirlas en su momento y no a posteriori, cuando ya está todo consumado. No importa que digan que, mientras ellos pensaban que el autor de este artículo era un “ecuánime y progresista” y hasta “buena persona”, ahora funja de abogado del diablo.

 

Lo que sucede en Cartagena en desarrollo urbano, sean obras públicas o construcciones privadas, no habla bien de nosotros. La impresión que uno tiene –por no decir la conclusión que uno saca– es que no hay planificación, sino que cada interesado adelanta su proyecto en función de sus intereses particulares, sin tener en cuenta los intereses de los demás. Para no hablar de lo que se ha dejado de hacer (limpieza y adecuación de los caños y lagos, defensa de las playas, drenajes pluviales, etc.), hablemos tan sólo de lo que “se ha hecho” en los últimos lustros. Con motivo de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, se perdió la oportunidad de “abrir la cancha”, construyendo una gran vía perimetral, una gran circunvalar para descongestionar la Avenida Pedro de Heredia. Hoy nadie quiere pasar por allí por temor a los puentes, esos sí unos esperpentos y unos adefesios. Se desaprovechó la ocasión de que los viajeros disfrutasen de la hermosa vista de la Ciénaga de la Virgen, ese fabuloso cuerpo de agua hoy de espaldas a la ciudad.

¿Y qué decir del sistema de transporte masivo conocido como Transcaribe? A los cartageneros debería darnos vergüenza que después de tantos años de iniciadas las obras –perdí la cuenta --, todavía no sepamos cuándo las entregan. ¡Ahí sí fue Troya! Y no he visto una polémica tan agria y publicitada como la del Túnel de Crespo. Yo diría, a riesgo de equivocarme, que el afán de protagonismo e intereses politiqueros, amenazan con paralizar o por lo menos retrasar más de la cuenta una obra urgente para la ciudad y para el barrio de Crespo.

Lo positivo de toda la alharaca es que es que el mal llamado túnel –en realidad es un pasaje subterráneo– será reforzado con concreto armado para evitar que el salitre lo corroa. En cuanto a la contaminación paisajística de que tanto se habla en relación con el modesto puente, he visto casos peores, como la chorrera de edificios de 15 ó 20 pisos que emergen cada día como hongos gigantescos que nos impiden, ellos sí, ver el mar y el Castillo de San Felipe.

lacydescortes@hotmail.com

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